La mujer que
confeccionó la bandera argentina
Verano de 1812. Manuel Belgrano llegó a Rosario para hacerse cargo del
ejército con el que tendría que cortarle el paso a los españoles, que
avanzaban rumbo al Sur dispuestos a recuperar el poder en tierras que
habían dominado por siglos.
El general se alojó en la casa de su amigo Vicente Tuella. A él lo
conocía desde la época de la expedición al Paraguay. A la hermana de
Vicente, María Catalina, acababan de presentársela. Sin embargo, no dudó
en pedirle que se pusiera a coser una bandera celeste y blanca para
izarla frente al río Paraná ni bien estuvieran terminadas las tareas de
fortificación en la barranca.
Una treintañera en esos días, María Catalina, había quedado huérfana
cuando era apenas una niñita, pero la familia Tuella la habría criado
como a una hija más. Precisamente de la tienda de su padre, don Pedro
Tuella, sacó las telas y los hilos que empleó para cumplir con lo solicitado
por
Belgrano.
Desde
la
casa
de
Vicente,
Belgrano
observó
la
tarea
incesante
de
sus
hombres
a
través
de
las
ventanas
que
daban
al
río.
En
la
casa
que
compartía
junto
a su
marido,
Manuel
Vidal,
María Catalina apenas abandonó la costura para hacer una corta visita a sus
padres, que vivían al lado y a quienes cuidaba con singular cariño. Más
de dos semanas trabajaron los soldados. Más de dos semanas trabajó ella.
Había que luchar por la independencia nacional. Había que darle una
bandera propia a nuestro ejército. En la fortaleza porteña todavía
flameaba, como por costumbre, la bandera española, le comentó Belgrano,
preocupado. El 27 de febrero todo estuvo listo. Frente a las baterías
Independencia y Libertad, ubicadas donde hoy se levanta el monumento que
le rinde homenaje, Belgrano ordenó enarbolar, por primera vez, aquella
bandera que María Catalina había cosido con tanto esmero. Eran dos
bandas horizontales, la blanca arriba. Ni bien la tela tocó la punta del
mástil, una salva de artillería saludó el nacimiento del pabellón
nacional. Eran las seis y media de la tarde de un día histórico. "Siendo
preciso enarbolar bandera y no teniéndola, mándele hacer blanca y
celeste, conforme a los colores de la escarapela nacional", explicó
Belgrano a las autoridades.
El general inició, a partir de allí, un camino en el que, a lo largo de
un año, hubo triunfos, como los de Tucumán y Salta y derrotas, como las
de Vilcapugio y Ayohuma, tras las cuales tuvo que entregar las tropas a
San Martín. La muchacha, en cambio, se convirtió en una mezcla de
celebridad como reliquia viviente. Durante mucho tiempo habitó la misma
casa de siempre, en lo que hoy es el centro de Rosario. Luego se mudó a
San Lorenzo, donde tenía una propiedad cercana al histórico convento.
Allí murió en 1866, a los 84 años. Sus restos descansan en la iglesia de
ese pueblo. María Catalina Echevarría de Vidal, la mujer que cosió la
primera bandera argentina, nada menos.