Establecido por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 10.296, de 1951.
Un poco de historia...
El 25 de mayo de 1810 se estableció la Junta de Gobierno que asumió la
conducción política de lo que era hasta ese momento el Virreinato del
Río de la Plata, desplazando a las autoridades españolas. La presidencia
de tal organismo de gobierno fue confiada al Coronel Cornelio Saavedra,
quien ejerció asimismo la Comandancia General de Armas.
Esto constituyó un indicio cierto sobre la existencia de una profunda
convicción: la Revolución tendría que ser solventada en el terreno de
los hechos.
El día 28, como reafirmación de tal premisa, se procedió a crear el
Departamento de Gobierno y Guerra, cuya titularidad pasó a desempeñar
Mariano Moreno. De inmediato se expidió un Bando de la Junta ordenando
la entrega de todas las armas, de cualquier tipo, en poder de los
particulares, con el propósito de asegurar el armamento de una fuerza
orgánica propia que avale el movimiento en expansión hacia las
provincias interiores.
Precisamente para dar una estructura sólida a ese propósito, el 29 de
mayo inmediato se decretó la creación de los cuerpos militares estables
sobre la base de los batallones preexistentes, consolidados en los años
inmediatamente anteriores a raíz de las invasiones inglesas y los
malones de tribus indígenas.
Jura de la Junta de Gobierno Patrio
Surgieron en tal ocasión los regimientos 1 y 2 de Patricios; el 3,
originado en los efectivos de arribeños y las compañías de indios
naturales; el 4, a partir de las milicias de Montañeses; y el 5, tomando
a los elementos del Batallón de Andaluces. Asimismo se remontó como
regimiento al conocido como de Fernando VII, encarándose la
reestructuración de la caballería y la artillería heredadas del estado
virreinal.
Esas providencias fueron tomadas en la fecha pre-indicada, por cuyo
motivo se la reconoce como la del nacimiento del Ejército Argentino.
La Junta, dadas las urgencias de la guerra, no tuvo tiempo de cambiar la
organización y doctrina que regían bajo el mandato español, por lo cual
en las primeras épocas se mantuvieron las reales ordenanzas de Carlos
III (incluyendo el reglamento de instrucción y táctica de cada arma); la
Inspección de Armas y los Consejos de Guerra.
Esta estructura castrense fue utilizada por las autoridades de Buenos
Aires para hacer reconocer sus potestades, entusiasmar a los pueblos del
interior por la causa revolucionaria, rechazar a los enemigos de este
movimiento y asegurar la posesión de los territorios estratégicos.
Los hechos vinieron a justificar plenamente, con posterioridad, aquella
previsión del Primer Gobierno Patrio. Las Fuerzas así formadas
constituyeron el fundamento de los ejércitos que, a poco andar, llevaron
el grito de libertad al Alto Perú, el Paraguay y la Banda Oriental del
Uruguay.
De esas primeras pruebas, esta institución militar acompañó al pueblo en
todas sus vicisitudes, protagonizando las campañas de la emancipación
nacional, las contiendas por la preservación de las fronteras
internacionales, la incorporación del desierto a la civilización, y la
reafirmación de los derechos argentinos en el Atlántico Sur.
La celebración del 29 de mayo, Día del Ejército, permite sin duda evocar
todos esos actos y abrir perspectivas de aliento para el futuro de la
República.