¡Levántense, mujeres de
hoy! ¡Levántense todas las que tienen
corazones, sin importar que su bautismo
haya sido de agua o lágrimas! Digan con
firmeza: 'No permitiremos que los
asuntos sean decididos por agencias
irrelevantes. Nuestros maridos no
regresarán a nosotras en busca de
caricias y aplausos, apestando a
matanzas. No se llevarán a nuestros
hijos para que desaprendan todo lo que
hemos podido enseñarles acerca de la
caridad, la compasión y la paciencia'.
Nosotras, mujeres de un país, tendremos
demasiada compasión hacia aquellas de
otro país, como para permitir que
nuestros hijos sean entrenados para
herir a los suyos. Desde el seno de una
tierra devastada, una voz se alza con la
nuestra y dice '¡Desarma! ¡Desarma!' La
espada del asesinato no es la balanza de
la justicia. La sangre no limpia el
deshonor, ni la violencia es señal de
posesión. En nombre de la maternidad y
la humanidad, les pido solemnemente que
sea designado un congreso general de
mujeres, sin importar nacionalidad, y
que se lleve a cabo en algún lugar que
resulte conveniente, a la brevedad
posible, para promover la alianza de
diferentes nacionalidades, el arreglo
amistoso de cuestiones internacionales.
Julia Ward Howe,
Proclama
del día de las Madres
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