JESÚS Y LOS NIÑOS
Los niños tienen una manera especial de captar
lo religioso. Incluso nos sorprende ver con qué
fervor rezan o se detienen ante una imagen de la
Virgen. Es porque tienen un espíritu sencillo.
Es responsabilidad de los padres el cultivar los
aspectos religiosos en los niños, igual que se
les enseña a hablar o a leer. Captan muy bien lo
que hacen los mayores, y si les ven rezando,
yendo a Misa o explicándoles algún detalle de
nuestra fe, lo asimilan con gran facilidad. Hay
que aprovecharlo y no esperar a que sean
adultos, porque el racionalismo propio de esa
edad les impedirá acercarse a la fe.
Es fundamental la labor de los padres. Son ellos
los primeros educadores. No pueden dejar esa
función al colegio, ni siquiera a la catequesis
de la parroquia, porque la familia es la primera
escuela de la fe. ¿Cómo entenderá el amor de
Dios si no ve amor en su casa? ¿O cómo será su
relación con Dios Padre si su propio papá le da
miedo o nunca está en casa?
Pero también Jesús quiere a niños de muchos
años, pero con alma de niño, sencillos al rezar,
al pedirle sus necesidades, al contarle sus
preocupaciones y sus alegrías.
Tener el alma de niños, Jesús no puede
resistirse ante un niño.
Deja que Jesús te de un abrazo, te bendiga, te
imponga sus manos, acércate a Él, como si fueras
un niño pequeño. Jesús te llenará de paz, de
alegría y tus preocupaciones y sufrimientos
serán menos, porque estás con Él, abandónalo
todo en sus brazos.
volver