Mujer, qué grande es tu fe frente a las dificultades

Mujer, que grande es tu fe frente a las dificultades

Mujer, que grande es tu fe frente a las dificultades

 

Mujer, que grande es tu fe frente a las dificultades

Mateo 15, 21-28. Tiempo ordinario. Espera un poco. Insiste. Dios permite esa angustia para purificar tu intención.

 

Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28

En aquel tiempo saliendo de Genesaret,

Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón.

En esto, una mujer cananea, que había salido

de aquel territorio, gritaba diciendo:

«¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David!

Mi hija está malamente endemoniada».

Pero Él no le respondió palabra. Sus discípulos,

acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene

gritando detrás de nosotros». Respondió Él:

«No he sido enviado más que a las ovejas

perdidas de la casa de Israel».

Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo:

«¡Señor, socórreme!» Él respondió:

«No está bien tomar el pan de los hijos y

echárselo a los perritos». «Sí, Señor

– repuso ella -, pero también los perritos

comen de las migajas que caen de la mesa

de sus amos». Entonces Jesús le respondió:

«Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas».

Y desde aquel momento quedó curada su hija.

Oración introductoria

Mi fe, frente a las dificultades, se debilita,

cuando debería crecer. Humildemente recurro a

ti, Señor y Padre mío, suplicando la intercesión de

san José, para que esta oración me ayude a aumentar

mi fe, acrecentar mi esperanza y, sobre todo,

sea el medio para crecer en mi caridad, en

mi amor a Ti y a los demás.

Petición

¡Señor, hazme un testigo fiel de mi fe!

Meditación del Papa

La lectura del Evangelio

comienza con los detalles sobre la región que

Jesús iba a visitar:

Tiro y Sidón, el noroeste de Galilea, tierra pagana.

Y es aquí donde se encuentra con una mujer cananea,

que se dirige a Él para pedirle que cure a su

hija atormentada por un demonio.

Ya en esta petición, se puede observar un

inicio del camino de la fe, que en el diálogo

con el divino Maestro crece y se refuerza.

La mujer no tiene miedo de gritarle a Jesús «Piedad de mí»,

una expresión que aparece en los Salmos,

lo llama «Señor» e «Hijo de David»,

manifestando así una firme esperanza de ser escuchada.

¿Cuál es la actitud del Señor frente al grito de dolor de

una mujer pagana? Puede parecer desconcertante

el silencio de Jesús, tanto que suscita la intervención de

los discípulos, pero no se trata de poca sensibilidad al

dolor de aquella mujer. San Agustín comenta sobre esto:

«Cristo se mostraba indiferente hacia ella, no para negarle

la misericordia sino para hacer crecer el deseo».

Benedicto XVI, 16 de agosto de 2011.

Reflexión

Cuántas angustias y necesidades experimentamos en la vida.

El dolor nos visita, los problemas abundan, las tristezas nos sofocan.

¡Ten compasión de mí, Señor!

Es el grito del alma a un Dios que siente lejano.

Sin duda, buscamos una respuesta inmediata.

Y nos desalentamos si no llega.

¡Cuántas veces pedimos y, quizás, sin resultado!

¿Por qué Dios no nos escucha?

Nos desconcertamos, llegamos a dudar de

Dios y hasta nos desesperamos.

¿No será que Dios nos pone a prueba?

¿Hasta cuánto resiste nuestra fe?

Espera un poco. Insiste.

Dios permite esa angustia

para purificar tu intención,

para que sigas creyendo en

Él aunque no te atienda a la primera.

La mujer cananea del evangelio seguía a Jesús gritando.

Los discípulos perdieron la paciencia y obligaron a

Jesús a detenerse para atenderla.

Nos sorprende la primera reacción de Cristo.

¿Acaso no se conmovió su Corazón, lleno de misericordia?

Desde luego que sí. Pero prefirió esperar y ver

hasta qué punto la mujer confiaba en Él.

Como su fe era grande, Jesús le dijo finalmente:

«que se cumpla lo que deseas».

Propósito

En las dificultades de este día,

hacer un acto de fe y pedir con

confianza la ayuda de Dios.

Diálogo con Cristo

Señor, sólo con la fe, la humildad,

la confianza y la perseverancia en

nuestra oración, a pesar de todas las dificultades

–como la mujer cananea–

es como penetramos hasta el

corazón de Dios y sólo así es

como escuchas nuestras plegarias.

Silvita

Diseñadora, Casada, dedico mi sitio a preservar el Arte y la Cultura Infantil, A la memoria de mi sobrina Laura Ambrosio Battistel. Material uso escolar y docente

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