Quiero la paz que se olvidó
hace tanto, entre acuerdos y voluntades compradas. La que se esfumó entre los dedos de manos asesinas. La paz que se nos debe desde siempre; la quiero por siempre. Anhelo la paz que sentí cuando mi primer niño salió de mi vientre. Y cuando miré al segundo, cuando lloró la tercera. Y la cuarta y la quinta. Quiero la paz que los poderosos no conocen; la que roban , la que evitan, la que alteran. La gran paz desde los ojos de un niño hasta el lento caminar de un hombre grande. La paz de la mañana luminosa y fresca y del sonido del agua entre las piedras blancas. La paz de los que luchan contra un salario pobre
y la de los que sufren
postrados en la cama.
La paz que merecemos y la que construimos. La que necesitamos, la que nos da las fuerzas. La paz del niño herido y de la madre muerta. La paz que Dios nos dio y el hombre ha desbaratado.
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