Acta de declaración de Independencia
de las Provincias Unidas en Sur América.
En la benemérita y muy digna Ciudad de San Miguel del Tucumán a nueve días del
mes de julio de mil ochocientos dieciséis: terminada la sesión ordinaria, el
Congreso de las Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el
grande, augusto y sagrado, objeto de la independencia de los Pueblos que lo
forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por
su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España; los
Representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de
sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de
la suerte suya, Pueblos representados y posteridad; a su término fueron
preguntados:
¿Si querían que las Provincias de la Unión fuesen una Nación libre e
independiente de los reyes de España y su metrópoli? Aclamaron primero llenos
del santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime
y espontáneo decidido voto por la independencia del País, fijando en su virtud
la determinación siguiente:
Nos los Representantes de las Provincias Unidas en Sur América reunidos en
Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y
por la autoridad de los Pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las
naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos:
declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e
indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a
los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e
investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey
Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y
derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e
impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así
lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al
cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo del seguro y garantía de sus
vidas, haberes y fama.
Comuníquese a quienes corresponda para su publicación y en obsequio del respeto
que se debe a las naciones, detállense en un Manifiesto los gravísimos
fundamentos impulsivos de esta solemne declaración.
Dada en la Sala de Sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del
Congreso y refrendada por nuestros Diputados Secretarios.
MIEMBROS DEL CONGRESO DE TUCUMÁN
Francisco Narciso de Laprida, Diputado por San Juan,
Presidente
Mariano Boedo, Vice Presidente, Diputado por Salta
Dr. Antonio Sáenz, Diputado por Buenos Aires
Dr. José Darragueira, Diputado por Buenos Aires
Fray Cayetano José Rodríguez, Diputado por Buenos
Aires
Dr. Pedro Medrano, Diputado por Buenos Aires
Dr. Manuel Antonio Acevedo, Diputado por Catamarca
Dr. José Ignacio de Gorriti, Diputado por Salta
Dr. José Andrés Pacheco de Melo, Diputado por
Chibchas
Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante, Diputado por la
Ciudad de Jujuy y su territorio
Eduardo Pérez Bulnes, Diputado por Córdoba
Tomás Godoy Cruz, Diputado por Mendoza
Dr. Pedro Miguel Aráoz, Diputado por la Capital del
Tucumán
Dr. Esteban Agustín Gazcón, Diputado por la
Provincia de Buenos Aires
Pedro Francisco de Uriarte, Diputado por Santiago
del Estero
Pedro León Gallo, Diputado de Santiago del Estero
Pedro Ignacio Rivera, Diputado de Mizque
Dr. Mariano Sánchez de Loria, Diputado por Charcas
Dr. José Severo Malabia, Diputado por Charcas
Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros, Diputado por La
Rioja
Licenciado Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera, Diputado
por Córdoba
Dr. José Colombres, Diputado por Catamarca
Dr. José Ignacio Thames, Diputado por Tucumán
Fray Justo de Santa María de Oro, Diputado por San
Juan
José Antonio Cabrera, Diputado por Córdoba
Dr. Juan Agustín Maza, Diputado por Mendoza
Tomás Manuel de Anchorena, Diputado de Buenos Aires
José Mariano Serrano, Diputado por Charcas,
Secretario
Juan José Paso, Diputado por Buenos Aires,
Secretario. |
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La
patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no
feudo ni capellanía de nadie. José
Martí |
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