Cinco Angelitos por el arco iris vienen caminando
Cinco Angelitos por el arco iris vienen caminando
Canción de cuna
Por el arco iris
vienen caminando
cinco angelitos
con los pies descalzos.
Uno trae la leche
otro trae el pan
los dos más chiquitos
queso y mazapán.
Duérmete mi niño
duerme hasta mañana
que los angelitos
vendrán a tu cama
jugarán contigo,
te leerán un cuento
y al despedirse
te darán un beso
en las zapatillas
te van a dejar
el pan y la leche
queso y mazapán.
baja la música aquí
Benditos sean los que tienden la
mano para ayudar,
los que intentan comprender,
los que anhelan compartir.
Benditos sean lo que para dar su opinión
no necesitan subirse a ningún podio,
los que se hacen tiempo para escuchar
y los que saben que siempre hay algo
por aprender.
Benditos sean aquellos que tratan de pulir
y de borrar sus mezquindades
y no simplemente de ocultarlas.
Benditos sean los buenos amigos
y el culto a la amistad.
Benditos sean los que llenan las noches de filosofía,
los que riegan los caminos hacia la utopía con
batallas épicas
y los que a cada historia de amor la
cargan de locuras.
Benditos sean los que disfrutan del
sol y de la luna,
del cielo abierto y de la noche cerrada,
de escalar la montaña y de zambullirse en el mar.
Benditos sean los que pueden eludir la costra
y ver la esencia,
los que pueden gozar de la poesía que tiene
este mundo maravilloso.
Benditos sean los que no abandonan sus principios
ni sus raíces, pero que no se cierran a los cambios
ni renuncian a intentar volar.
Benditos sean los que sueñan despiertos,
sobre todo si sueñan mejorar el mundo que
los rodea,
y benditos los que del sueño saltan a la acción.
Benditos los que leen lo que otros escriben,
los que escuchan atentamente
a quienes tienen necesidad de hablar y
los que pierden,
a conciencia, para que gane un ser querido.
Benditos sean los que odian el egoísmo,
el dolor, y la apatía ante la injusticia.
Benditos sean los que creen que nunca se llega
al ideal pero luchan con pasión infatigable
por sus ideales.
Benditos sean los que entienden que
el amanecer
en la playa, el pan recién horneado,
la música y las caricias son partes de una fiesta
que merecemos todos.
Benditos sean los que piden perdón,
los que dicen gracias y los que no se
olvidan de decir por favor.
Benditos sean los que aspiran que
el mundo
tenga lugar suficiente
tanto para la hormiga laboriosa como
para la cigarra,
con su tan necesario arte.
Benditos sean los que quieren abolir las quejas,
los que quieren que asciendan mucho los de abajo
y desciendan un poco los de arriba,
benditos los que quieren que la muerte muera.
Benditos sean los que no subsisten
sollozando,
mientras esperan el milagro,
sino que se proponen forjar algo milagroso.
Benditos sean los que se arriesgan
por las causas perdidas, por conquistar corazones
y por el bien de los amigos.
Benditos sean los que se arriesgan a mostrar