La luna y la rosa
La luna y la rosa autor: Miguel de Unamuno
En el silencio estrellado
la Luna daba a la rosa
y el aroma de la noche
le henchía -sedienta boca-
el paladar del espíritu,
que adurmiendo su congoja
se abría al cielo nocturno
de Dios y su Madre toda…
Toda cabellos tranquilos,
la Luna, tranquila y sola,
acariciaba a la Tierra
con sus cabellos de rosa
silvestre, blanca, escondida…
La Tierra, desde sus rocas,
exhalaba sus entrañas
fundidas de amor, su aroma …
Entre las zarzas, su nido,
era otra luna la rosa,
toda cabellos cuajados
en la cuna, su corola;
las cabelleras mejidas
de la Luna y de la rosa
y en el crisol de la noche
fundidas en una sola…
En el silencio estrellado
la Luna daba a la rosa
mientras la rosa se daba
a la Luna, quieta y sola.
autor: Miguel de Unamuno
Información biográfica
Miguel de Unamuno y Jugo nació en Bilbao en 1864.
La guerra carlista que vivió allí de niño pasaría a ser
tema de su primera novela,
Paz en la guerra. Unamuno estudió
Filosofía y Letras en Madrid,
pero pasó casi todo el resto de su vida
en Salamanca, donde obtuvo la
cátedra de griego e historia de la lengua.
Subió al rectorado de la Universidad de Salamanca en 1901.
En 1924 Unamuno fue destituido de su
puesto de rector de la Universidad de Salamanca
por el dictador Miguel Primo de Rivera.
Fue desterrado a una de las islas Canarias,
pero se refugió en Francia.
Volvió a Salamanca en 1931
y ocupó de nuevo el rectorado de la Universidad de Salamanca,
donde continuó su vida de intensa intelectualidad.
Unamuno poseía una cultura muy amplia.
Conocía lenguas y literaturas modernas y
antiguas y le interesaba la filología.
Las obras de Unamuno se distinguen
por una fuerte preocupación filosófica
e incorporan sus estudios de Kant, Hegel, Kierkegaard,
Nietzsche, Schopenhauer e Ibsen.
A Unamuno le apasionó toda su vida la filosofía
y la historia, sobre todo la filosofía
de la historia de España.
Fue profundamente religioso
pero se distanció mucho de la ortodoxia cristiana.
El pensamiento unamuniano refleja su angustia
por la división entre lo ideal y lo real,
entre el corazón y la razón.
Unamuno perdió la fe católica tras unas crisis juveniles.
Vivió unos años de militancia socialista y estuvo afiliado
al Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
entre 1894 y 1897 . Otra crisis a los 31 años
le renovó la meditación sobre los problemas
espirituales y la política;
en 1895 Unamuno le escribió a Clarín:
«Sueño con que el socialismo sea una verdadera
reforma religiosa, cuando
se marchite el dogmatismo marxiano.»
Abandonó la militancia política en 1897,
concentrando su atención en el problema
de la muerte y de la nada.
Los dos grandes temas del problema de
España y del sentido de la vida humana lo
angustiaron toda su vida.