A los abuelos en su día mucho amor y alegría
A los abuelos en su día mucho amor y alegría
Cada 26 de julio la Iglesia Católica celebra la Fiesta de San Joaquín y Santa Ana.
Padres de la Santísima Virgen María y abuelos de Jesús.
Ellos dos -considerados santos patronos de los abuelos – fueron personas de profunda fe y confianza en las promesas de Dios.
La historia de estos dos santos
No conocemos de Joaquín y Ana con certeza más que sus nombres.
Y el hecho de que fueron los santos padres de la Madre de Dios.
San Joaquín era venerado por los griegos desde muy temprano.
Es el santo patrón de numerosos pueblos en Hispano-américa, España y las Filipinas.
De San Joaquín se sabe que era natural de Nazaret y que sus padres fueron Matat y Estha.
Grande es la dignidad de Santa Ana por ser la Madre de la Virgen María.
Predestinada desde toda la eternidad para ser Madre de Dios.
La santificada desde su concepción, Virgen sin mancilla y mediadora de todas las gracias.
Nieto de Santa Ana fue el hijo de Dios hecho hombre, el Mesías, el Deseado de las naciones.
María es el fundamento de la gloria y poder de Santa Ana a la vez que es gloria y corona de su madre.
El proto evangelio de Santiago cuenta que los vecinos de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar.
En tanto que Ana (cuyo nombre significa Gracia) «se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos lamentaciones».
Un ángel se le apareció y le dijo:
«Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz.
Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo».
A su debido tiempo nació María, quien sería la Madre de Dios.
La santidad de Santa Ana es tan grande.
Por las muchas gracias que Dios le concedió y su nombre significa «gracia».
Como las obras de Dios son perfectas, era lógico que Él la hiciese madre digna de la criatura más pura.
Superior en santidad a toda criatura e inferior solo a Dios.
La Santísima Trinidad le concederá sus peticiones:
El Padre, para quien ella gestó, cuidó y educó a su hija predilecta.
El Hijo, a quien le dio madre; el Espíritu Santo, cuya esposa educó con tan gran solicitud.