Albacea de la Felicidad el corazón lleno de sensibilidad
Albacea de la Felicidad el corazón lleno de sensibilidad
©Victoria Lucía Aristizábal
El corazón lleno de sensibilidad, arrebatado de claridades
toma la vida y le inyecta el pulso comunicativo de
latido esbelto y elegante con una alegría inmensa
en la virginal verdad donde la historia del ser humano
comienza, una alegría que nace de entrenarse en el
conocimiento de sí mismo y en el reconocimiento de
cada tontería que se ha realizado con el indicativo de la
ignorancia, más cuando mira el sabio horizonte que corrige
en la intimidad del pensamiento que corona los sueños
consumados en la ejecución de la complacencia con
el acompañamiento celestial que es imprescindible a la
hora de obtener el patrimonio de la moral, entonces
hayamos la conciencia sin temor, plena de libertad
cuando se ve la floración y la savia que le nutre
con los ojos abiertos y los oídos musicales atemperando
los torbellinos de los vagabundeos mentales arrebatados
por los deseos mientras la luz empuja con su linterna
disciplinaria aumentando la motivación hacia la amistad
y el respeto, cuando la felicidad pregunta por mi.
El más leve signo de mi fuerza me hace dar cuenta
de ella aunque incipiente algunas veces, mas el alma
le da su pedacito de pan y verbo cierto en los
latentes colores de la vida estremeciéndome
alrededor de mi vientre como recordándome los
hijos que estuvieron en mi lecho interno procreándoles
con el amor inmenso con dentelladas de ilusiones,
inspirada por mi esencia en la tenacidad que Dios
otorga a tan ilustre milagro de la vida, una verdad
que le da poder al -albacea de la felicidad-
para que permanezca aún en los momentos en que
se enfrentan las grandes batallas, los misteriosos
dolores que salen de su preñez para derrotarles con
el amor propio y surge de nuevo la copa a sustentar
la sed del espíritu e iluminar la vida.
Cuando la vida nos remueve el reposo y nos vestimos
con la blusa silenciosa, aparece una atmósfera fecunda
buscando que la ermita interior siga enriquecida y
madure para entregar el fruto a quienes disfrutan de
cultivar también la vida en el laboratorio de la felicidad
entendiendo que hay que dar despedidas a las penas y
bienvenidas a los sentimientos que nos ponen sonrisas
en nuestros haceres como descanso, evitando que la
susceptibilidad asome para no desviar el curso del
buen ánimo y alargar esos trocitos de vida en espacio,
tiempo y conciencia, por ello pongo a las guitarras, las
liras, las arpas, los violines, las flautas a que me sumerjan
en ternura femenina y la pasión masculina que me recuerda
la delicia del beso y la caricia, un coctel de amor impulsivo
que adormece la responsabilidad y le doy descanso en el
ocio y allí me defiendo de la seriedad cuando aparece a
tomar cuenta de mis compromisos
Diáfana y querenciosa es la felicidad que atraviesa
el placer y el dolor, la sencillez y la humildad,
portavoz de la lengua del alma aterciopelando
los puñales de mi silla y de mi cama y como
refrigerio la decisión de continuar orientada
sonriendo los sentimientos y carcajeándome
de los pensamientos que madrugan a levantarme
para crear paz y engalanar de nuevo el espíritu afable
considerando el prestigio que significa el que siga
conmigo para preservarle de toda contaminación
externa e interna y quedarme al desnudo donde no
se evita la vida sino que se compone sagradamente
como sinfonía conducida por la voluntad de mirada
verde, amiga del amor y de la apertura, danzando
entre flores y letras y el alma que dice que lo primero
de todo es todo y lo segundo es la parte y eso si reparte
con el seguir y el saber, amando a destajo sin tomar
ningún atajo y decidiendo vivir, sintiendo que de la
mente soy ama y del corazón razón, del sentimiento
portento y del pensar el lanzar dejando al mundo la
huella no tan lejos como estrella ni tan cerca como el
viento, que quizás vivir es un cuento que tiene memoria
de gloria o olvido de lo vivido.
VENCER
©Victoria Lucía Aristizábal
Esperanza que me engañas,
Tentación que me provocas
Pasión de una y mil bocas
Me desgarran las entrañas
Amor ciego que me empañas
Palabras que atan mi oído
Razón que al mal ha perdido
Sensación ¡cómo me dañas!
Con esta y muchas más mañas
Tengo enemigos para vencer
Porque la debilidad se ensaña
Si renuncio a lidiar el poder
Opciones que hay que escoger
Que esclavizan en cadena
Que si la elección de hacer
No me hace libre ni es buena
Presido lo que he creado
Que aun en la infinita bondad
Tengo sombras de pecado
Si se asoma la adversidad
Sentir la eterna contienda
Y el caos siniestro interior
Cuando viviente en vivienda
Se enreda en mi derredor
Algo busco que no encuentro
En este infernal laberinto
Es la búsqueda del centro
Cuando se domina el instinto
Oh que triste es verse así
Como humanidad en torrente
Que pasa delante de mí
Sin saber si es buena gente
Más aún hay tanto por hacer
Sabiendo que se es eterno
Que el alma no hay que perder
Si se tiene de ella gobierno
Y en este momento preciso
El ser busca lo que suspende
Más quiere un gran paraíso
Y no sabe de que se desprende
Parece que Dios cuentas lleva
Algo que nos es misterioso
Vida que en todo nos prueba
En lo triste como en lo gracioso
Más inocente sin saber reímos
De angustia y pesar despojos
Como de tantos otros antojos
Bien nos dice que mentimos
El tiempo cruel ya no alcanza
Para resarcir lo que hicimos
Más la vida sigue y avanza
Sabiendo que no conocimos
Bogotá Colombia
Autora : Dra. Victoria Lucía Aristizabal