Carta de un león a otro si no es por esos niños acercan amor
Carta de un león a otro
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Perdona si te digo, hermano mío,
que ganas de escribirte no he tenido.
No sé si es el encierro,
no sé si es la comida
o el tiempo que ya llevo de esta vida.
o el tiempo que ya llevo de esta vida.
Lo cierto es que el zoológico deprime
y el mal no se redime sin cariño.
Si no es por esos niños que acercan
Si no es por esos niños que acercan
su alegría sería más amargo todavía.
A ti te va mejor, espero, viajando
A ti te va mejor, espero, viajando
por el mundo entero por más
que el domador, según me cuentas,
te obliga a trabajar más de la cuenta.
te obliga a trabajar más de la cuenta.
Tú debes entender, hermano,
que el alma tiene de villano:
al no poder mandar a quien
al no poder mandar a quien
quisiera descarga su poder
sobre las fieras. Muchos humanos
son importantes, silla mediante,
son importantes, silla mediante,
látigo en mano.
Pero, volviendo a mí,
nada ha cambiado
aquí desde que fuimos separados.
aquí desde que fuimos separados.
Hay algo, sin embargo, que noto
entre la gente; parecen
que vivieran diferente.
Sus ojos han perdido algún destello,
Sus ojos han perdido algún destello,
como si fueran ellos los cautivos.
Y sé lo que te digo, apuesta lo que quieras,
que afuera tienen miles de problemas
que afuera tienen miles de problemas
Caímos en la selva, hermano,
y mira en qué piadosas manos.
Su aire está viciado de humo y muerte,
y quién anticipar puede su suerte
y quién anticipar puede su suerte
Volver a la naturaleza sería su mejor riqueza:
allí podrán amarse libremente
y no hay ningún zoológico de gente.
Cuídate, hermano; yo no sé cuándo,
Cuídate, hermano; yo no sé cuándo,
pero ese día viene llegando.
A mi madre
©Cristy Battistel Roggio
Compañera perpetua de nuestros
vuelos temerarios;
Ángel guardián de nuestros
temores más ocultos.
Enfermera santa de nuestros
dolores ancestrales.
Tú que das todo por nada,
eres la sagrada piedra fundamental
de nuestra vida.
Tu inmarcesible amor
fue capaz de proezas impensadas.
en pedazos si sufrimos.
Estás hecha de todas las flores
y todos los cantos.
Luz de los caminos más oscuros;
vigilante eterna de nuestros movimientos.
MADRE: divino espejo en el que
