Cuaresma Que te puedo dar Señor tan solo mi verdad
Cuaresma Que te puedo dar Señor tan solo mi verdad
¿Qué te puedo dar, Señor?
©Victoria Lucía Aristizábal
Tan sólo mi verdad.
Mi verdad está hecha de errores,
de heridas, de miedos,
de inquietud y duda, de silencios
que a veces son vacíos
y a veces sonoros.
Mi verdad también tiene complejos,
miedo al ridículo,
soledad, incomprensión y malos ratos.
Mi verdad no es una bonita
estatua perfecta e impasible,
sino más bien un mimo con la
cara alegre y triste a un tiempo,
que puede resultar azotado por el viento,
sufrir el frío y mezclar las
gotas de lluvia con llanto,
o por el contrario puede
agradecer un rayo de sol
o una brisa fresca…
Mi verdad tiene heridas, sí. ¿Y quién no?
Mi verdad tiene secretos.
Pero contigo no sirven las máscaras.
No sirven porque no las necesito.
Y no las necesito porque
cuando tú me miras
ves lo bueno que a veces ni
siquiera yo sé ver.
Cuando tú me miras ves
todas las posibilidades
que a mí se me escapan.
Donde yo me encuentro petrificada
tú las perdonas con profundidades
Donde yo me sé frágil tú
ves otro tipo de fuerza.
Donde yo me intuyo
egoísta tú adivinas puertas.
Donde yo temo tú sonríes.
Donde yo dudo tú encuentras fe.
¿Qué ves cuando me miras, Señor?
Ojalá yo fuese capaz de ver lo mismo.
Ojalá yo fuese capaz de
adivinar toda la fuerza,
la pasión, el torrente de vida
que está llamado a salir de mí.
Ojalá pueda hacerlo,
vivir sin miedo, gritar sin reparo,
hacer sin condiciones,
amar sin barreras, trabajar sin límites,
y así construir, en este mundo,
en mi mundo,
tu Reino. Con la fuerza que
tú pones en mí.
Autora : Dra. Victoria Lucía Aristizabal

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