Madre, si ves ese pájaro que observa en la rama teme, madre, por mí
Si no me quita ojo (el pájaro) desde su observatorio Si, todavía
más, no frunce el ceño, parece como si disecado Y si, madre,
ocurriera que el pájaro callara, algo falla en lo oscuro Y, madre,
si ese pájaro no existe, es sólo sombra impalpable, implacable
Entonces reza por mi alma. Se habrá abierto la tierra y todo, madre,
de luto. Gabino-Alejandro Carriedo
|