Fiesta Sagrada Familia último domingo del año.
Fiesta de la Familia Sagrada se conmemora el último domingo del año.
El último domingo del año conmemoramos
la Fiesta de la Sagrada Familia, que celebra la unidad de la familia humana.
La Sagrada Familia es el nombre dado a la unidad de la familia de Jesús:
Jesús el Hijo Divino de Dios, su madre la Virgen María, y su padre adoptivo José.
El Centro del Plan de Dios para la Raza Humana:
La Sagrada Familia, Universal (último domingo del año)
En la santa morada de Nazaret Jesús transformó la vida familiar.
La bendijo como el plan de Dios para toda la raza humana
y la primera sociedad. La familia cristiana ha sido elevada en Cristo
a un sacramento, a un vehículo de la gracia y un signo de la presencia de Dios.
La Iglesia anuncia que el matrimonio cristiano y la familia
fundada sobre él es una vocación y una respuesta a la llamada del Señor.
En la Sagrada Familia de Jesús, María y José,
aprendemos el camino del amor en la Escuela de Nazaret.
En medio de una fuerte crisis en torno a la integridad de la familia,
Dios Amor nos brinda nuevamente el modelo pleno de
amor familiar al presentarnos a Jesús, María y José.
La Sagrada Familia nos habla de todo aquello que cada familia
anhela auténtica y profundamente, puesto que desde la intensa
comunión hay una total entrega amorosa por parte de cada miembro
de la familia santa elevando cada acto generoso hacia Dios,
como el aroma del incienso, para darle gloria.
Por ello, a la luz de la Sagrada Escritura,
veamos algunos rasgos importantes de San José, Santa María y el Niño Jesús.
San José
Es el jefe de la familia y actúa siempre como Dios le manda,
muchas veces sin comprender el por qué de lo que Dios le pide,
pero teniendo fe y confianza en Él.
«Al despertarse, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado:
llevó a María a su casa». (Mt 1, 24-25)
Cuando se entera que María estaba embarazada piensa
en abandonarla porque la quería mucho y
no deseaba denunciarla públicamente (como era la costumbre de la época),
pero el Ángel de Dios se le apareció en sueños
y le dijo que lo que había sido engendrado en el vientre de
María era obra del Espíritu Santo y que no temiera en recibirla.
«Ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús» (Mt 1, 25)
Cuando nace el niño, él le pone el nombre de Jesús, como el Ángel le había dicho.
Luego, cuando Herodes tenía intenciones de matar al Niño Jesús
y ante otro aviso del Ángel del Señor, José toma a su familia y marcha hacia Egipto.
Por último, con la muerte de Herodes y ante un nuevo aviso del Ángel de Dios,
lleva a su familia a instalarse en Nazaret.
San José, Casto Esposo de Santa María, acoge a Jesús en su
corazón paternal, educándolo, cuidándolo, amándolo como si fuere hijo suyo.
El Niño Jesús aprende de su «santo padre adoptivo»
muchas cosas, entre estas, el oficio de carpintero.
La Santísima Virgen María
Desde el momento de la Anunciación, María es el modelo de entrega a Dios.
«He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu Palabra»
(Lc 1, 38) En la Anunciación, María responde con un
Sí rotundo desde una libertad poseída, poniéndose en las manos de Dios.
En Santa María vemos una continua vivencia de la
dinámica de la alegría-dolor: criando, educando,
siguiendo de cerca a su Hijo Jesús mostrándole en todo momento un auténtico amor maternal.
«Su madre conservaba estas cosas en su corazón» (Lc 2, 52)
Ella fue vislumbrando lentamente el misterio trascendente de la vida de Jesús,
manteniéndose fielmente unida a Él.
El niño Jesús
Desde chico, Jesús demuestra que es el Hijo de Dios y que cumple fielmente lo que su Padre le manda.
«Vivía sujeto a ellos» (Lc 2, 51) Como niño, Él obedecía a su madre
y a su padre adoptivo, y permanecía siempre junto a ellos.
María y José fueron sus primeros educadores.
«El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría,
y la Gracia de Dios estaba con Él» (Lc 2, 40) Jesús aprende
el oficio de carpintero de su padre adoptivo José.
«¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?» (Lc 2, 49)
Cuando Jesús se queda en el Templo, a los doce años,
se puede pensar que desobedece a sus padres y que eso está mal.
No es así, Jesús demuestra en este hecho su plena independencia
con respecto a todo vínculo humano cuando está de por medio el
Plan de su Padre y la Misión que Él le ha encomendado.
Oración por la Familia
Dios, de quien proviene toda paternidad en el cielo y
en la tierra: Padre, que eres amor y vida, haz que cada familia humana
que habita en nuestro suelo, sea, por medio de tu Hijo Jesucristo,
«nacido de mujer» y mediante el Espíritu Santo, fuente de Caridad Divina,
un verdadero santuario de vida y amor para las nuevas generaciones.
Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los cónyuges,
para bien propio y de todas las familias del mundo.
Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un
fuerte sostén humano, para que crezcan en la verdad y el amor.
Haz que el amor, reforzado por la gracia del Sacramento del Matrimonio,
se manifieste más fuerte que cualquier debilidad o crisis que puedan padecer nuestras familias.
Te pedimos por intermedio de la Familia de Nazaret, que la Iglesia
pueda cumplir una misión fecunda en nuestra familia, en medio de todas las naciones de la tierra.
Por Cristo, nuestro Señor, Camino, Verdad y Vida, por los siglos de los siglos. Amén.
S.S. Juan Pablo II
La Sagrada familia, modelo de fe y de fidelidad
Queridos hermanos y hermanas:
En este primer domingo después de la Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia.
Como en el belén, la mirada de fe nos permite abrazar al mismo tiempo
al Niño divino y a las personas que están con él: su Madre santísima,
y José, su padre putativo. ¡Qué luz irradia este icono de grupo de la santa Navidad!
Luz de misericordia y salvación para el mundo entero,
luz de verdad para todo hombre para la familia humana
y para cada familia. ¡Cuán hermoso es para los esposos
reflejarse en la Virgen María y en su esposo José!
¡Cómo consuela a los padres especialmente si tienen un hijo pequeño!
¡Cómo ilumina a los novios que piensan en sus proyectos de vida!
El hecho de reunirnos ante la cueva de Belén para contemplar
en ella a la Sagrada Familia, nos permite gustar de modo e
special el don de la intimidad familiar y nos impulsa a brindar
calor humano y solidaridad concreta en las situaciones
por desgracia numerosas en las que por varios motivos falta la paz,
falta la armonía, en una palabra, falta la «familia».
El mensaje que viene de la Sagrada Familia es ante todo
un mensaje de fe: la casa de Nazaret es una casa en la que Dios
ocupa verdaderamente un lugar central. Para María y José esta opción
de fe se concreta en el servicio al Hijo de Dios que se le confió,
pero se expresa también en su amor recíproco, rico en ternura espiritual y fidelidad.
María y José enseñan con su vida que el matrimonio es
una alianza entre el hombre y la mujer, alianza que los
compromete a la fidelidad recíproca, y que se apoya en la confianza común en Dios.
Se trata de una alianza tan noble, profunda y definitiva,
que constituye para los creyentes el sacramento
del amor de Cristo y de la Iglesia. La fidelidad de
los cónyuges es, a su vez, como una roca sólida
en la que se apoya la confianza de los hijos.
Cuando padres e hijos respiran juntos esa atmósfera de fe,
tienen una energía que les permite afrontar incluso pruebas difíciles,
como muestra la experiencia de la Sagrada Familia.
Es necesario alimentar esa atmósfera de fe.
En esta perspectiva se va preparando el segundo
Encomiendo a María, «Reina de la familia», a todas las familias
del mundo especialmente a las que atraviesan
grandes dificultades, e invoco sobre ellas su protección materna.
La Sagrada familia, modelo de fe y de fidelidad Meditación
dominical de S.S. Juan Pablo II diciembre de 1997