La primavera besaba juventud nunca vivida cuanto amor

La primavera besaba juventud nunca vivida cuanto amor

La primavera besaba

poema, Antonio Machado

 

La primavera besaba juventud nunca vivida cuanto amor
La Primavera besaba

La primavera besaba suavemente la arboleda,

y el verde nuevo brotaba

como una verde humareda.

Las nubes iban pasando sobre el campo juvenil…

Yo vi en las hojas temblando las frescas lluvias de abril.

Bajo ese almendro florido, todo cargado de flor -recordé-,

yo he maldecido mi juventud sin amor.

Hoy, en mitad de la vida, me he parado a meditar… !

Juventud nunca vivida quién te volviera a soñar!

Antonio Machado

 
 
(Sevilla, 26 de julio de 1875 –
Colliure, Francia, 22 de febrero de 1939).
Poeta, dramaturgo y narrador español,
poeta emblemático de la Generación del 98.
Realiza sus estudios en la
Institución Libre de Enseñanza y
posteriormente completa sus estudios
en los institutos San Isidro y Cardenal Cisneros.

Caminante no hay camino
se ha de volver a pisar. sino estelas en la mar. 

Poema muy conocido de Machado;

habla del camino que uno se labra en la vida.

Los mejores poemas 

1.- Orillas del Duero. Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario. …

2.- Anoche cuando dormía. Anoche cuando dormía. …

3.- Retrato. Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla. …

4.- Preludio. Mientras la sombra pasa de un santo amor, hoy quiero. …

5.- La saeta. Dijo una voz popular:

Publicó su primer libro de poemas,

Soledades, en 1903.

En este libro ya se revela como poeta extraordinario.

El éxito de este libro se confirmó en el artículo

laudatorio que le dedicó Juan Ramón Jiménez

(Premio Nobel, 1956) en el periódico El país.

En 1907 Machado obtuvo la

cátedra de francés en el Instituto de Soria.

Retrato

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—;
mas recibí la flecha que me asignò Cupido
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética


corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo


—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseño el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último viaje


y esté a partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Silvita

Diseñadora, Casada, dedico mi sitio a preservar el Arte y la Cultura Infantil, A la memoria de mi sobrina Laura Ambrosio Battistel. Material uso escolar y docente

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