La rosa azul poema amor sublime celeste mis manos
La rosa azul
Juan Ramón Jiménez, poema
¡Que goce triste este de
hacer todas las cosas como ella las hacía!
Se me torna celeste la mano,
me contagio de otra poesía
Y las rosas de olor, que pongo
como ella las ponía, exaltan su color;
y los bellos cojínes, que pongo
como ella los ponía,
florecen sus jardines;
Y si pongo mi mano
-como ella la ponía-
en el negro piano,
surge como en un piano
muy lejano, mas honda la
diaria melodía.
¡Que goce triste este de
hacer todas las cosas como
ella las hacía!
me inclino a los cristales del
balcón, con un gesto de ella
y parece que el pobre
corazón no está solo.
Miro al jardín de la tarde,
como ella,
y el suspiro y la estrella se
funden en romántica armonía.
¡Que goce triste este de
como ella las hacía!
Dolorido y con flores,
voy, como un héroe de poesía mía.
Por los desiertos corredores
con su blanco paso,
y mis pies son de raso
-¡oh! Ausencia hueca y fría!-
y mis pisadas dejan
resplandores.
Juan Ramón Jiménez Mantecón.
(Moguer, Huelva, 23 de diciembre de 1881
– San Juan, Puerto Rico, 29 de mayo de 1958).
Poeta español y premio Nobel de Literatura.
Estudia en la Universidad de Sevilla,
pero abandona Derecho y Pintura
para dedicarse a la literatura influenciado
por Rubén Darío y los simbolistas franceses.
Cuando un internauta busca
“principales obras Juan Ramón Jiménez”,
los resultados apuntan a sus
tres títulos más conocidos.
Es decir, La soledad sonora (1911),
Platero y yo (1914) y
Diario de un poeta recién casado (1916)
- Adolescencia.
- Ante la sombra virgen.
- Ese día.
- La muerte bella.
- Yo no soy yo.
- Poesía en Zenda.