La Vida es Perfecta
©Victoria Lucía Aristizábal
La vida todo lo contiene, nada falta en ella, en el cuerpo, en el alma, en la mente, en las emociones, en sus designios, en sus evidencias, en sus purezas, en sus dulzuras, en sus preguntas, en sus respuestas, en sus resultados, en sus proclamas. En sus cantos y en sus poemas, en sus mandamientos, en su salud, en su misterio, en sus esperanzas y sus anhelos, en sus favores y dádivas, en sus pasiones y sus bellezas, en sus ternuras, en sus delicias. Todo nos lo da la tierra, todo nos lo da el ser, todo se integra entre ellos cuando se placen y se conocen, cuando se admiten y se respetan, cuando se admiran, se cuidan y hacen suya esta herencia
Me alejo de los imposibles, de las dificultades, de los rechazos y las indiferencias, de las críticas y de las incomprensiones, de las inferioridades, porque simplemente todo tiene fuerza, tiene esa agilidad divina que nos permite avanzar, caminar, correr, nadar, remar, cabalgar, luchar, retroceder, insistir, defenderse, satisfacerse, expresar, decir, pensar, hacer, motivarse, crear, valorarse, mirarse en el espejo de sí mismo y contactar con ese poder único y singular que nos caracteriza y cuando el alma la estrecho contra mí en un abrazo profundo y eterno, solo puedo ansiar el bien para mí y para los demás, es el beneficio compartido que nos hace héroes anónimos tocados por la magia del universo.
Y me amo y amo la vida en cada paso, en cada tropiezo, en cada aprendizaje que aunque lastima, cura, que aunque hiere, sana, porque se vierte la sustancia de la mente afirmativa que posee el poder para transformar en libertad, en seguridad, en confianza, en templanza, en consistencia, en
integridad todo lo que decidimos hacer comprometidamente y de una forma contundente asimilar desde la sabiduría, el proceso que se nos brinda para lograr elevarnos por encima de las limitaciones y continuar avanzando en este viaje sublime de aprender a ser humanos.
No existen ríos reprimidos, ni vientos que se detengan, ellos como nuestra sangre, siguen su curso haciendo lo propio, cobijados por su esencia y en nosotros hombres y mujeres que desean ser perfectos en el amor, no miran donde están los que quieren el camino de seguir justificando las imperfecciones, sino que saborean hasta la última gota del rocío que nos hace mejores en todo lo que decidimos ser, hacer y obtener. Amor que se interpenetra a borbotones en la sabia inmortalidad que no rechaza ni desiste, porque la saborea cada instante de la vida consciente, una vida amantemente elaborada, profundizada, conocida, degustada, transformada, comprendida, compartida y valorada.
Una vida de océano, cascada y río
Vida de corazón, una vida almada
Vestida de dulcedumbre y brío
Creando un universo en la mirada
Vida a quién le digo: ¡yo te amo!
Y en esta gratitud, hoy te bendigo
Como a cada momento yo la llamo
Para entregarle el título de amigo
Fuera de mi, la vida se hace mundo
Y aunque aparece a veces el perverso
Yo la amaré más y más profundo
Allí, donde solo importa el universo
Amo sus victorias, dignas de mi afecto
Las íntegras, que honran, las que crea
A imagen de Dios nuestro todo perfecto
Que cada instante los triunfos saborea
El mundo es digno de quién lo habilita
Y es tan dulce, tan magno y tan severo
Requiere de la voluntad que facilita
El porvenir, como presente que prefiero
¡Como adoro la visión de la audacia!
Del ser humano que se arriesga y crece
Los que ante la crisis muestran eficacia
Con la alegría y el amor que fortalece
Que no hiciera por ti, querida vida
Cuando me has dado la luz que necesito
A este corazón feliz que me convida
Y que nada le enturbia, pues la facilito
Quiero dar gracias a Dios Todopoderoso
Que embellece mi soledad y estancia
Brindándome cada milagro generoso
Y la serenidad interior con abundancia
Vida, que siempre tu alma reproduzca
En el corazón que en mi interior late
Y solo para la bondad me conduzca
Como ante el dolor sea quién combate
Cuando me veas, que mi ser se divinice
Cuando te oiga, seas toda inspiración
Y cuando me hables, seas la sonrisa
Que en vida y muerte serán celebración
Autora : Dra. Victoria Lucía Aristizabal