Palomas de la Ciudad
María Elena Walsh
Palomitas sin palomar, la
Plaza de Mayo no es buen lugar, porque nunca se sabe cuándo va a
desbandarlas el temporal. El Palacio Color de Rosa cambia de humor
como el mar. Palomitas que ven pasar a la historia patria por la
ciudad saben bien que unos siembran vientos y otros cosechan la
tempestad. El que vive por las cornisas temprano aprende a temblar.
Rama de olivo y de laurel lleven a la Pirámide celebrando por una
vez que se fueron los cazadores y que ya nunca van a volver.
Palomitas que amigas son de niños y viejos que toman sol reconocen
que no es lo mismo gente con bombo que con tambor, el timbal de los
granaderos que el retumbar del cañón. Al posarse en la Catedral de
las criaturas qué pensarán. Un mal día les tiran balas y al otro día
migas de pan. Muchos años la primavera huele a granada de gas.
|