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A los Angeles

No dejes que
termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber
aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el
derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de
tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y
las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está
intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.


Nos derriba, nos lastima,


enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio
espantoso.
No te resignes.
Huye.
«Emito mis alaridos por los
techos de este mundo»,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas
simples.


Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas


cosas,
pero no podemos remar en contra de
nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un
infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin
miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos
precedieron
de nuestros «poetas
muertos»,
te ayudan a caminar por la vida


La sociedad de hoy somos nosotros:


Los «poetas vivos».
No permitas que la vida te pase a ti
sin que la vivas …

Versión de:
Leandro Wolfson

 Poema recomendado por Alma Leonor

Sobre Walt Whitman, uno de los grandes poetas norteamericanos

Walt Whitman (1819-1892)

es uno de los grandes poetas del siglo XIX.

Desarrolló varios oficios antes de poder vivir de la literatura,

entre ellos el de impresor,

que aprendió a la temprana edad de doce años,

y que ejerció hasta los diecisiete años.

Gran lector de Homero, Dante, Shakespeare y la Biblia,

ejerció como profesor en Long Island,

tras lo cual se dedicaría al periodismo.

Fundó el periódico semanal The Long-Islander

y editó otros periódicos.

Su libro de poemas más conocido es Hojas de hierba (Leaves of Grass),

que él mismo se autopublicó.

Más tarde publicaría una segunda edición, ampliada.

En la primera versión, cargado de contenido homoerótico,

acogía poemas en los que contaba

sus relaciones amorosas con otros hombres. 

Hojas de hierba es considerado

hoy uno de los mejores poemarios jamás escritos.

Algunos de sus poemas más famosos son: «Carpe Diem»,

«Oh, yo, vida» y «Me celebro y me canto a mí mismo». 

Leer el poema «Yo soy aquel a quien atormenta», de Walt Whitman,

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todos los angelitos puedes descargarlos entrando a este link

La angelología cristiana es la parte de la teología cristiana

que estudia la
naturaleza y ordenación de los ángeles.

En el cristianismo, los ángeles son
criaturas sobrenaturales o supernaturales

que median entre Dios y los
hombres y se disponen en

nueve órdenes llamados coros angélicos o
celestiales.

La clasificación más influyente fue discutida por Pseudo
Dionisio Areopagita en el siglo IV o V,

en el libro De Coelesti hyerarchia
(La Jerarquía Celeste).


En De Coelesti hyerarchia, Pseudo Dionisio indica

algunos pasajes del Nuevo
Testamento, en particular en la Epístola a los efesios (cap. 6, ver. 12)

y
en Epístola a los colosenses (cap. 1, ver. 16),

sobre la base de la cual
desarrolló un esquema de tres jerarquías,

esferas o tríadas de ángeles, cada
una de las cuales alberga tres órdenes o coros.1


En orden de potencia decreciente los coros son los siguientes:


Primera jerarquía:

serafines, querubines, tronos u ophanim.


Segunda jerarquía:

dominaciones, virtudes, potestades.


Tercera jerarquía:

principados, arcángeles, ángeles.


Durante el medioevo se propusieron otros varios esquemas,

ilustrando o
expandiendo el de Pseudo Dionisio,

o sugiriendo clasificaciones muy
distintas.


Se cree que estos ángeles sirven como consejeros divinos.


Serafín


El serafín es la orden de mayor jerarquía angelical,

sirviendo como
encargados del trono de Dios

y cantándole continuamente sus alabanzas.

Se
dice que rodean el trono de Dios,

regulando el movimiento de los cielos
según emana de Dios.

Se los representa con tres pares de alas con ojos,

con
ellas se cubren el rostro y el cuerpo

para protegerse del intenso resplandor
que emite Dios.


Los serafines son mencionados en Isaías 6:1-7.


Querubín


Los querubines son los guardianes de la luz y las estrellas.

Se cree que,
aunque no están en el plano de la realidad humana,

su luz divina se filtra
del cielo y toca las vidas de los hombres.

Se los representa con dos pares
de alas.
Se piensa que los querubines

son una orden dentro de los ángeles,

aunque
otros los clasifican como seres a un nivel mayor que el de los ángeles.

Su
rango entre los ángeles siempre ha sido categorizado en la primera
jerarquía.


Muchos cristianos creen que el Demonio

es un ángel caído que estaba entre
los querubines antes de caer del Cielo.

Dentro de estas creencias se dice
que su título era el «ángel de la luz»

previo a pecar en contra de Dios.


Los querubines son mencionados en Génesis 3:24; Ezequiel 10:17-20; y 1 Reyes
6:23-28.


Tronos


Estas entidades están relacionadas con las acciones de los hombres.

Son
entes que antiguamente eran llamados Espíritus de las Estrellas.

Llevan un
registro de las acciones.

Son también los constructores del orden universal.
Se les representa como seres inmensos de alas circulares iluminadas

con los
colores del arco iris.

Son los portadores del don de la perseverancia.

Su
deber es cargar el trono de Dios por el paraíso.


Los tronos son mencionados junto a otros seres espirituales en Colosenses
1:16

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a los Angeles

No dejes que
termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber
aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el
derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de
tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y
las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está
intacta.


Somos seres llenos de pasión.


La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio
espantoso.


No te resignes.


Huye.
«Emito mis alaridos por los
techos de este mundo»,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas
simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas
cosas,
pero no podemos remar en contra de
nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un
infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin
miedo.


Aprende de quienes puedan enseñarte.


Las experiencias de quienes nos
precedieron
de nuestros «poetas
muertos»,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los «poetas vivos».
No permitas que la vida te pase a ti
sin que la vivas …

Versión de:
Leandro Wolfson

 Poema recomendado por Alma Leonor

Sobre Walt Whitman, uno de los grandes poetas norteamericanos

Walt Whitman (1819-1892) es uno de los grandes poetas del siglo XIX.

Desarrolló varios oficios antes de poder vivir de la literatura,

entre ellos el de impresor, que aprendió a la temprana

edad de doce años, y que ejerció hasta los diecisiete años.

Gran lector de Homero, Dante, Shakespeare y la Biblia,

ejerció como profesor en Long Island, tras lo cual se dedicaría al periodismo.

Fundó el periódico semanal The Long-Islander y editó otros periódicos.

Su libro de poemas más conocido es Hojas de hierba (Leaves of Grass),

que él mismo se autopublicó.

Más tarde publicaría una segunda edición, ampliada.

En la primera versión, cargado de contenido homoerótico,

acogía poemas en los que contaba sus relaciones amorosas con otros hombres. 

Hojas de hierba es considerado hoy uno de los

mejores poemarios jamás escritos.

Algunos de sus poemas más famosos son: «Carpe Diem»,

«Oh, yo, vida» y «Me celebro y me canto a mí mismo». 

Leer el poema «Yo soy aquel a quien atormenta», de Walt Whitman,

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A los Angeles en la tierra

No dejes que
termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber
aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el
derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de
tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y
las poesías
sí pueden cambiar el mundo.


Pase lo que pase nuestra esencia está


intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio
espantoso.
No te resignes.
Huye.
«Emito mis alaridos por los
techos de este mundo»,
dice el poeta.


Valora la belleza de las cosas


simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas
cosas,
pero no podemos remar en contra de
nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un
infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.


Piensa que en ti está el futuro


y encara la tarea con orgullo y sin
miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos
precedieron
de nuestros «poetas
muertos»,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los «poetas vivos».
No permitas que la vida te pase a ti
sin que la vivas …

Versión de:
Leandro Wolfson

 Poema recomendado por Alma Leonor

Sobre Walt Whitman,

uno de los grandes poetas norteamericanos

Walt Whitman (1819-1892) es uno de los grandes poetas del siglo XIX.

Desarrolló varios oficios antes de poder vivir de la literatura,

entre ellos el de impresor, que aprendió a la temprana

edad de doce años, y que ejerció hasta los diecisiete años.

Gran lector de Homero, Dante, Shakespeare y la Biblia,

ejerció como profesor en Long Island, tras lo

cual se dedicaría al periodismo.

Fundó el periódico semanal The Long-Islander y editó otros periódicos.

Su libro de poemas más conocido es 

Hojas de hierba (Leaves of Grass), que él mismo se autopublicó.

Más tarde publicaría una segunda edición, ampliada.

En la primera versión, cargado de contenido homoerótico,

acogía poemas en los que contaba sus relaciones

amorosas con otros hombres. 

Hojas de hierba es considerado hoy uno de los mejores

poemarios jamás escritos.

Algunos de sus poemas más famosos son:

«Carpe Diem», «Oh, yo, vida» y «Me celebro y me canto a mí mismo». 

Leer el poema «Yo soy aquel a quien atormenta», de Walt Whitman,

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A los angeles en la tiera

No dejes que
termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber
aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el
derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de
tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y
las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está
intacta.


Somos seres llenos de pasión.


La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio
espantoso.


No te resignes.


Huye.
«Emito mis alaridos por los
techos de este mundo»,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas
simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas
cosas,
pero no podemos remar en contra de
nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un
infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin
miedo.


Aprende de quienes puedan enseñarte.


Las experiencias de quienes nos
precedieron
de nuestros «poetas
muertos»,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los «poetas vivos».
No permitas que la vida te pase a ti
sin que la vivas …

Versión de:
Leandro Wolfson

 Poema recomendado por Alma Leonor

Sobre Walt Whitman, uno de los grandes poetas norteamericanos

Walt Whitman (1819-1892)

es uno de los grandes poetas del siglo XIX.

Desarrolló varios oficios antes de poder

vivir de la literatura, entre ellos el de impresor,

que aprendió a la temprana edad de doce años,

y que ejerció hasta los diecisiete años.

Gran lector de Homero, Dante, Shakespeare y

la Biblia, ejerció como profesor en Long Island,

tras lo cual se dedicaría al periodismo.

Fundó el periódico semanal The Long-Islander y

editó otros periódicos.

Su libro de poemas más conocido e

Hojas de hierba (Leaves of Grass),

que él mismo se autopublicó.

Más tarde publicaría una segunda edición, ampliada.

En la primera versión, cargado de contenido homoerótico,

acogía poemas en los que contaba

sus relaciones amorosas con otros hombres. 

Hojas de hierba es considerado

hoy uno de los mejores poemarios jamás escritos.

Algunos de sus poemas más famosos son: «Carpe Diem»,

«Oh, yo, vida» y «Me celebro y me canto a mí mismo». 

Leer el poema «Yo soy aquel a quien atormenta», de Walt Whitman,

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La angelología cristiana es la parte de la teología cristiana

que estudia la
naturaleza y ordenación de los ángeles.

En el cristianismo, los ángeles son
criaturas sobrenaturales o supernaturales

que median entre Dios y los
hombres y se disponen en

nueve órdenes llamados coros angélicos o
celestiales.

La clasificación más influyente fue discutida por Pseudo
Dionisio Areopagita en el siglo IV o V,

en el libro De Coelesti hyerarchia
(La Jerarquía Celeste).


En De Coelesti hyerarchia, Pseudo Dionisio indica

algunos pasajes del Nuevo
Testamento, en particular en la Epístola a los efesios (cap. 6, ver. 12)

y
en Epístola a los colosenses (cap. 1, ver. 16),

sobre la base de la cual
desarrolló un esquema de tres jerarquías,

esferas o tríadas de ángeles, cada
una de las cuales alberga tres órdenes o coros.1


En orden de potencia decreciente los coros son los siguientes:


Primera jerarquía:

serafines, querubines, tronos u ophanim.


Segunda jerarquía:

dominaciones, virtudes, potestades.


Tercera jerarquía:

principados, arcángeles, ángeles.


Durante el medioevo se propusieron otros varios esquemas,

ilustrando o
expandiendo el de Pseudo Dionisio,

o sugiriendo clasificaciones muy
distintas.


Se cree que estos ángeles sirven como consejeros divinos.


Serafín


El serafín es la orden de mayor jerarquía angelical,

sirviendo como
encargados del trono de Dios

y cantándole continuamente sus alabanzas.

Se
dice que rodean el trono de Dios,

regulando el movimiento de los cielos
según emana de Dios.

Se los representa con tres pares de alas con ojos,

con
ellas se cubren el rostro y el cuerpo

para protegerse del intenso resplandor
que emite Dios.


Los serafines son mencionados en Isaías 6:1-7.


Querubín


Los querubines son los guardianes de la luz y las estrellas.

Se cree que,
aunque no están en el plano de la realidad humana,

su luz divina se filtra
del cielo y toca las vidas de los hombres.

Se los representa con dos pares
de alas.
Se piensa que los querubines

son una orden dentro de los ángeles,

aunque
otros los clasifican como seres a un nivel mayor que el de los ángeles.

Su
rango entre los ángeles siempre ha sido categorizado en la primera
jerarquía.


Muchos cristianos creen que el Demonio

es un ángel caído que estaba entre
los querubines antes de caer del Cielo.

Dentro de estas creencias se dice
que su título era el «ángel de la luz»

previo a pecar en contra de Dios.


Los querubines son mencionados en Génesis 3:24; Ezequiel 10:17-20; y 1 Reyes
6:23-28.


Tronos


Estas entidades están relacionadas con las acciones de los hombres.

Son
entes que antiguamente eran llamados Espíritus de las Estrellas.

Llevan un
registro de las acciones.

Son también los constructores del orden universal.
Se les representa como seres inmensos de alas circulares iluminadas

con los
colores del arco iris.

Son los portadores del don de la perseverancia.

Su
deber es cargar el trono de Dios por el paraíso.


Los tronos son mencionados junto a otros seres espirituales en Colosenses
1:16