Los Duendecillos Cuentos para Niños de los hermanos Grimm
Un zapatero se había empobrecido de tal modo, y no por culpa suya, que, al fin, no le quedaba ya más cuero que para un solo par de zapatos. Cortolos una noche, con propósito de coserlos y terminarlos al día siguiente; y como tenía tranquila la conciencia, acostose plácidamente y, después de encomendarse a Dios, quedó dormido