Justificación

METODO COMCOR

 

Por qué este método:

 

1.       Pretendo con ello que los niños y jóvenes recuperen su autenticidad y tengan un estilo de vida que les permita sentirse seguros, confiados y a salvo consigo mismos. Que puedan vivirse, disfrutando de lo que son y no aparentando lo que no son.

Deseo de todo corazón eliminar las cargas excesivas que tanto los padres de familia, como los profesores, la sociedad, los medios de comunicación y en general todos los sistemas que ejercen influencia en el comportamiento humano ponen a los seres humanos para colocarse forzosamente máscaras o elegir vidas falsas, o sentir que tienen que competir en un medio hostil, en un medio que no favorece para nada la posibilidad de aceptarles como son y que disfruten de sus talentos, de sus fortalezas y de su singularidad.

Quiero que este método los lleve a entender que en lo simple de la vida se encuentra la llave de cómo aprender a vivirla sin tapujos, sin tener que minimizarse o caer en la trampa de la vanidad, o por el contrario la trampa de la baja de autoestima. Millones de seres humanos se encuentran en este momento con una serie de síntomas depresivos, o de ansiedad o peor aún de síndrome de pánico producto de estas exigencias tan marcadas y demandantes.

La autenticidad es el poder con el que nacemos. El niño o niña no tienen en su mente nada que frene este poder tan grande de ser ellos mismos y cuando el entorno estimula este valor, el niño comenzará a tener una excelente autoestima.

Es menester que los padres y profesores estimulen a los niños a conocerse a que se acepten como son, evitando que se comparen con otros. Es una forma preciosa de ayudarles a creer en ellos mismos y en lo que pueden aportar al mundo.

 

2.       Este método pretende preservar y fomentar la inocencia del niño

 

La inocencia del niño es magia pura. El brillo que desprenden puede encandilar hasta a los más escépticos. Los pequeños tienen el don de nacer inocentes. Y, con el correr del tiempo, solo desean aprender, ser amados y disfrutar la vida. Así de simple y profunda es su filosofía de vida, así de COMÚN Y CORRIENTE.

Sus razonamientos no lineales, su inagotable curiosidad y su inmensa sed de conocimiento los hacen únicos. Su capacidad de asombro que parece que jamás se pierde ni se agota los convierte en seres superiores. Su inocencia habla a través de la sinceridad de sus corazones. Sin embargo, ello no los convierte en personas aburridas, todo lo contrario.

 

 

Los niños son felices, y son la ayuda que la vida nos brinda para que también nosotros lo seamos. Por eso su inocencia es sinónimo de simpleza y de diversión. En su cabeza el mundo tiene otro color y otra música, y eso los hace especiales. Los problemas existen más si aparecen siempre tienen solución. La vida es bonita sencillamente porque es vida.

Tampoco la inocencia del niño destila ignorancia, ingenuidad o falta de madurez. Muy lejos de ello, denota la ilusión, una gran capacidad de imaginación y una admirable, limpia y maravillosa manera de ver las cosas. Una oda a otro tipo de inteligencia sin límites, condiciones ni barreras mentales.

 

3.       La inocencia del niño es una fuente de energía del universo y esto es COMÚN Y CORRIENTE

La inocencia del niño es la fuente de energía del universo. La mayor verdad del mundo y toda la esperanza posible de cara al futuro. Por eso, respetar esta característica suya durante la niñez y rendir culto a su infancia debería ser una obligación de todos los padres. La inocencia del niño es una de las cualidades que lo definen hasta que llega a la pubertad

Enseñar a los niños y nutrirlos cultural y cognitivamente no es limitarlos. Evitemos perder por todos los medios a aprender gracias a las lecciones que nuestros hijos tienen preparadas para nosotros. Tenemos que tratar de no perder la bonita costumbre de sucumbir ante sus inigualables ocurrencias. La palabra “crecer” no debería responder a nada más que al desarrollo físico de los menores. Los niños no deben contaminarse con los asuntos de los adultos. Aquellos que simplemente les cortan las alas de la imaginación y de la creatividad.

Avanzar en su niñez no debe suponer obligatoriamente el abandono de esta capacidad de respuesta sincera. Ya llegará el día en que ellos tengan que perder su inocencia de manera natural, sin que nosotros intervengamos. Llegará un día en que tu hijo hable como un adulto y razone como tal; pero mientras tanto, no tengas prisa, enséñales a disfrutar de cada momento.

Jamás te canses de sorprenderte con esa magia única. Libérate para permitirte el lujo de ejercitar -como ellos- tu curiosidad por las cosas, las personas y el mundo que nos rodea. Disfruta a cada minuto de la inocencia de tus hijos. Es el mejor regalo que te ha podido dar la vida. El tiempo pasará y la riqueza que tu hijo hoy guarda tarde o temprano desaparecerá, por mucho que quieras evitarlo. Déjalo ser y nútrete de ello.

 

4.       El método COMCOR pretende eliminar todo lo complejo para que el niño y los jóvenes perciban que vivir es tan simple y sencillo que facilita que sus puertas de entrada al mundo interno sean la clave para entender como la mente se abre a todas las posibilidades de creatividad, imaginación y espontaneidad en su quehacer diario.

Como nos gusta complicarnos a las personas, si todo es mucho más simple. El gran Albert Einstein decía “Todo tiene que ser tan simple como sea posible”. Son palabras cuyo sentido de la frase nos transmite el equilibrio de la simplicidad. Si imaginamos una línea, y en la derecha situamos lo muy complejo y en la izquierda lo más sencillo, podemos definir un punto en el centro donde se sitúa el equilibrio. No necesariamente tiene que estar en el centro, en función de la complejidad o facilidad de la tarea, puede variar.

Los padres muchas veces sin querer impulsan en sus hijos con palabras fuertes a percibir el mundo como algo muy complejo, de extrema dificultad. Los “no puedes”, “eso es muy complicado”, “yo siendo tu no lo haría”, “espera a ver si estas capacitado para desarrollar esa habilidad”, “es mejor lo seguro que lo dudoso” y así podría enumerar un sinfín de frases castrantes de la simplicidad, de lo COMÚN Y CORRIENTE de vivir la vida aprendiéndola con la naturalidad que implica la potenciación de los dones que se nos fueron dados.

Una habilidad se desarrolla con amor, disciplina, constancia y perseverancia. No es patrimonio de los que llaman inteligentes porque asimilan más rápido la información, sino aquellos que aprenden con amor y continúan en cada proceso con la buena voluntad de saber que se requiere de continuidad para que el talento se internalice y sirva de principio para continuar en un querer hacer y desarrollar todo el potencial sin que sea un obstáculo o una barrera sino por el contrario un fluir de esa fuerza energética que se va potenciando a medida que vamos brindándonos la oportunidad de mejorar en cada habilidad posible.

5.       Cuando decimos COMÚN estamos hablando de intereses comunes, de características comunes a todos los seres vivos para disfrutar, no para sufrir. No vinimos a este mundo para ser una humanidad rara, extraña. No vinimos para mirarnos como si fuéramos algo para despreciar como solemos hacerlo por las enseñanzas equivocadas de una cultura que pretende despreciar al prójimo y no aprender a amarlo como COMÚN Y CORRIENTE podría ser.

Buscar la verdad de las cosas, la rectitud de intenciones y el bienestar tranquilo, la soledad como aliada y la vinculación como propósito de fortalecimiento de esa inteligencia social que posibilita el amor, el afecto, la valoración, el cariño y la conquista natural y espontánea de todos aquellos que sabemos que nos pueden nutrir para mejorarnos, para aprender de ellos o para servirles y apoyarles cuando nos necesitan.

Ser colonos de nosotros mismos y de nuestro entorno, creer en el amor y en la amistad, anhelar ese encuentro con los otros sin verlos como poderosos sino COMUNES Y CORRIENTES conjugando un ambiente colegial desenfadado, esperanzador marcado por la seguridad y la confianza sin lamentaciones.

Creer en el hogar porque se tiene o se hace, un hogar de oración, de canción, de poesía, de pintura, de música, de comunicación asertiva, de fe, de esperanza, de comprensión, de respeto y de todo lo que nos permita sentir ese enraizamiento a un sistema sólido en la formación, en los principios, en el ejemplo, en el amor; en todos los valores y virtudes propias tan COMUNES Y CORRIENTES como nuestra naturaleza misma hecha de polvo de estrellas, de amor, de energía de eternidad, de magia, de sabiduría simple y sencilla.

6.       En la CORRIENTE de la vida está Dios. En el río de agua viva crece el árbol de la vida que da cada mes su fruto. Esto muestra que la vida que satisface todas nuestras necesidades es algo que crece en el rio de agua viva suministro de la vida divina, CORRIENTE que sana y produce. No somos un estanque donde las aguas se convierten en pantano, por eso en nosotros brota la vida eterna. Dios es nuestro manantial y aquellos que no creen en esto vivirán con esa sed que no les satisface con nada. Los niños COMÚN Y CORRIENTES lo saben, lo sienten y cuando miran hacia el cielo ven a Dios y a sus arcángeles como protectores de sus vidas y como iluminadores.

Cuando colocamos a nuestros hijos nadando contra la corriente no podrán avanzar y ese estancamiento los irá debilitando poco a poco; la voluntad que es el motor que nos permite fluir hacia adelante en esa eterna búsqueda y encuentro de lo que es importante para nuestro fructífero desarrollo se debilita y es uno de los problemas mayores del ser humano, ese que imposibilita su crecimiento y desarrollo integral y esas vidas se van volviendo vacías, sin sentido y significado, llevando a los seres humanos a un abismo donde muchas veces no salen y basta con mirar las estadísticas de la gente que al día de hoy se quita la vida con una facilidad que estremece y llena de dolor a las familias y a la sociedad dejándolos con esas interrogantes de cuáles son las fallas que se cometen para tener estos resultados tan devastadores para una sociedad que se va desvirtuando, debilitando sus bases más importantes para construir la paz, para salir a la conquista de un sentirse persona y prójimo que se honra y es honrado.

Dolor el que siento cuando me doy cuenta de la cantidad de seres humanos que pierden su brújula, su norte, cuando me doy cuenta de los niños que lloran sin control, que gritan sin control, que no duermen o duermen mal, que no descansan, que no comen o compensan sus frustraciones con conductas adictivas. Cuando veo una juventud extraviada, rebelde, sin ganas de nada, adictos a la tecnología, buscando el amor, la aprobación, el reconocimiento en unos celulares, en esas cajas deshumanizantes que los están matando poco a poco. Dolor de madre, dolor de ciudadana de un país que amo, dolor de mundo, de este planeta que está muriendo poco a poco por esta indiferencia, irrespeto e inconciencia ante todo lo que nos ofrece para poder vivir y disfrutar de nuestra vida con todas sus riquezas y ruego para que la naturaleza no muera, para que nuestras almas y espíritus vivan para siempre, para que seamos humildes de corazón, para que seamos sabios, para que no dejemos de amar y amarnos, para que sigamos en esta CORRIENTE DE VIDA, siendo lo que somos, disfrutando de lo que somos, valorando nuestra singularidad, nuestra individualidad.

7.       El método COMCOR es un método simple porque solo pretende hacer conciencia de todo lo que ya viene con nosotros que es auténtico, natural y libre, es una forma preciosa de rescatar la alegría de lo que significa ser niño, esa espontaneidad que manifiesta sin traba alguna

El despertar la conciencia a esta realidad que ya está internalizada en todos nosotros es algo mágico porque nos libera de tantos programas en injertaciones de la realidad equivocadas y además llenas de una carga de estrés aterradora que impide al ser humano poder disfrutarse a si mismo y dejar toda esa falsedad de estar comparándose o copiando modelos que la sociedad batalla para hacernos creer que la validez de una vida está en como aparentar y no en como valorar nuestra singularidad, nuestro sello único y cierto de lo que se nos dio al venir a este mundo y que además debemos honrar porque es el patrimonio dado desde antes de nacer y que traemos para potenciar al máximo de nuestras posibilidades, asumiendo así el compromiso de la vida otorgada como milagro y oportunidad única que al ser despreciada solo genera todas las enfermedades físicas y emocionales que padecemos producto de no querernos, de no conocernos, de no aceptarnos y de no valorarnos cayendo así en la trampa que la sociedad además nos pone para creer que esto debe ser así y por ello vemos ahora una sociedad tan decadente, llena de miedo, llena de tristeza, de preocupación porque no saben qué hacer, porque no saben valorar sus habilidades, sus fortalezas y por consiguiente se van debilitando hasta caer muchos en ese sopor, en esa inconsciencia porque no quieren darse cuenta de nada, otros en la compensación con conductas adictivas y allá están los vendedores de todas las sustancias tóxicas posibles para llenar a la humanidad de veneno y esta mortandad que surge cada vez más en edades tan tempranas hay que pararla y es por eso que creo este método, como una forma de rescate, de ayuda que espero sea conocido y valorado en su motivación y en su propósito.

8.       El método COMCOR pretende preservar los valores que el niño o niña va internalizando desde que toma conciencia de su acercamiento afectivo a las figuras parentales.

Los valores son lo que le da sentido y significado a nuestra existencia y es por eso que es de vital importancia que los niños tomen conciencia de como los internalizan de una forma natural y espontanea desde que nacen y este método pretende que ellos reconozcan cuales y de que manera los han ido internalizando y la importancia de ellos para sus vidas presentes y futuras. La importancia de los valores es tan grande que significa su filosofía de vida, su conciencia dinámica, la que proyectarán a lo largo de su existencia en sí mismos y en los demás, en cada uno de los sistemas que conforme.

Cuando los niños pertenecen a sistemas disfuncionales, con mayor razón hay que hacerles tomar conciencia de cómo pueden obtenerlos para superar las limitaciones de sus padres y que puedan sentir que ellos pueden lograr su propia consistencia interna y no sentirse derrotados como pueden señalarle tantas personas a lo largo de su vida. Cuando se dan cuenta que la adquisición de los valores es COMÚN Y CORRIENTE sentirán que su vida puede tener la fortaleza necesaria para salir adelante y lograr lo que propongan sin ponerse barreras y que el amor que de pronto no fue recibido de la manera que hubiesen necesitado o querido, pueden con seguirlo en si mismos, en otras personas, en la naturaleza, en el trabajo que realizan en su desarrollo y especialmente en Dios.

Decir AMOR por ejemplo, ese valor tan necesario para nuestra nutrición de cuerpo, alma, corazón y mente tiene que ser internalizado de una forma que jamás se aparte de ellos y que sientan que este valor tan fundamental los conduce a la posibilidad siempre de estructurarse, de fortalecerse, de salir al encuentro del otro, de valorar apreciando y respetando las diferencias y por consiguiente con este valor sentir que todo es posible para desarrollar lo que desean para que sus vidas sean unas vidas nutricias, llenas de esa sabia que nunca se termina. Que podrán tener relaciones y acabarlas, pero su amor propio prevalece e incluso se fortalece porque siempre hay a quién amar, porque siempre existe mil y una forma de encontrar el amor en todo y en todos.

Como este valor, muchos más harán parte de este COMUN Y CORRIENTE de la vida de los niños y jóvenes que hoy están tan necesitados de experimentar esta riqueza interior tan vital para el alma.

9.       El método COMCOR también desea crearles una cultura simple que les sirva para todo y que les permita con ella defenderse de este avasallamiento de influencias nefastas para sus vidas. Que puedan sentirse con ello tan dueños y libres consigo mismos que no habrá nadie que los haga cambiar porque se saben únicos y singulares, sencillos y naturales, disfrutando de lo que son y no de lo que podrían aparentar.

Es necesario que estas personitas respetables tengan un futuro que les garantice la seguridad de saberse humanos en esencia y en potencia. Que no están etiquetados en esas polaridades de blanco o negro, o inteligente o bruto, o bonita o fea, o pobre o rico y tantas más. Que es COMÚN Y CORRIENTE saber que la vida es un vivir cada instante conociéndola, apreciándola, respetándola y comprometiéndose con ella porque para eso vinieron, para eso vinimos, no para ganar o perder, no para llenarnos de cosas materiales, no para tener un montón de personas de las que depender, no para temer a la vida o a la muerte, no para sentirnos extraños o en un mundo hostil, sino para ser prójimo, para ser amigos, hermanos y parte importante de esta cadena de vida indisoluble, para ser parte de un todo que se va expandiendo en la medida de nuestro crecimiento y desarrollo integral que se va alineando en esta constelación de seres humanos, agradeciendo la milagrosa oportunidad de haber venido a este mundo para evolucionar.

 

 

UNA CARTA DE LA ESENCIA AL DON QUE SE POTENCIALIZA QUERIDOS AMIGOS DE EXISTENCIA, COMUNES Y CORRIENTES DE ESTE MARAVILLOSO MUNDO

 

Eres, en el soy, persona singular que dirige su propia vida y eres con los demás y para los demás como semejante y como diferente respetando la intimidad y la educación que te vigila en la maestría de quién decide potenciarse y en la espontaneidad de quién equilibra su aprendizaje aceptando que tiene la capacidad de no dejarse llevar por los instintos y las emociones primitivas aún. Liberadora de los motivos para que la educada razón se sitúe correctamente ante las alternativas cualitativas y valiente en la renuncia del compromiso inexorable del bien escogido.

¡Que honor observarte cuando te afirmas!, cuando te enfocas en el lado auténtico de tu personalidad conocida, eliminando los obstáculos externos ante la claridad de tu -sí mismo- inseparable de ser con otros y de ser semejante con las palabras preciosamente elaboradas y codificadas en el banco de la memoria para expresarte con la limpieza castiza para amar al prójimo como a ti mismo en el plano de una convivencia flexible y comprensiva que no juzga sino que observa la decisión de los distintos caminos del ser, sin discriminar, porque hay una libertad que campea serenamente impulsada por el alma confiada y permanente que reconoce las otras libertades, aun pareciéndonos que están fuera del camino.

Decir –normal- potencialmente es aceptar que la esencia es una ciencia que se coloca en el laboratorio combinando los dones dados como tarea educadora que libera en la sabiduría y esclaviza en la ignorancia porque sabe, responde, elige, hace y toma decisiones en la certeza del beneficio propio y ajeno desde un estado de elección sin obstáculos aspirando a crear una factoría de elección, compromiso y liberación, un ejercicio constante que fortalece las corrientes que vinculan con la libre voluntad en dueto con la sabiduría y en trinidad con la conciencia, una capacidad que se manifiesta en la determinación de perfeccionamiento continuo sabedor y sabedora de la verdad que existe y valoradora de la vida como don. Una concreción que se construye con instantes despiertos en el querer para el poder asido a las posibilidades y opciones de la sociedad unipersonal dada como patrimonio de sentido y significado sin cuestionamientos indebidos, con la aceptación bondadosa y humilde de un ser que se va totalizando y no desintegrando.

Cuando pronuncias “destino” y va seguido de “amo/a”, “capitán/a” y “dueño/a” te pienso como pasajero/a de la vida COMÚN Y CORRIENTE que pasa ocupada/o y no preocupada/o, correspondiendo a las inmensas posibilidades que se abren como una corola matemática, acompañada/o de la vitalidad sin exigencia, en el claro sentido de pertenencia temporal física y eterna espiritual, un destino que comienza con el “cero”(0), el ser humano nuevo, el de la quintaesencia, el que se capacita para crecer, desarrollarse continuamente y servir, para adherirse a las causas nobles que se vuelven efectos humildes y liberadores, virtudes de entraña pedagógica, de conocimiento y entendimiento, solucionador/a de dificultades que admite los límites que resuelve en la multiplicidad de las vivencias.

Sé que somos y somos en el sé, de la medida de la vida, un proceso continuo de superación que requiere esfuerzo, a veces frustración, cambios y transformaciones y sacrificio en la playa de la lucha, la esperanza y la alegría, más recibiendo el sol del amor que aminora la insuficiencia en el clima de la libertad que ha sido humedecida por la lluvia afable de disponibilidad, de servicio desinteresado, de amor con hechos, penetrando con el viento acariciador de la vida con otros, vivida plenamente, con el carácter que es posesión valiosa formado en la interpretación correcta de las experiencias que conquistan progresivamente los espacios interiores y exteriores de la libertad.

Este ser que quiere de verdad, nada sobre la tierra que no le detiene porque ella le ama, es una energía en eterno cambio, en un ámbito trascendente que busca sin cesar encontrando el fundamento de la libertad humana en Dios, salvando los errores del pasado, haciendo propósitos sobre el mañana, ahondando en el compromiso de lo ya elegido y afirmando, por sobre todo, el anhelo de alcanzar cosas nuevas que permitan ser persona con mayor singularidad auténtica y con mayor capacidad de ser semejante, ayudando a construir y educar, perfeccionando la libertad para convertirse en ser histórico en esta universidad de vida, dialogante, donde halla lo mejor de su –sí mismo- en el amor, en la aceptación, la disponibilidad espiritual y entrega, en un querer íntimo, en una atmósfera de dignidad, de respeto y de valoración, un camino de madurez humana, de aceptación inteligente de las limitaciones de la libertad y del arduo aprendizaje que le libera de la ignorancia, del capricho, comprometido/a necesariamente con una vida de trabajo en servicio de quién ama y de quienes le rodean con una conciencia calificada sin falsificaciones, leal a sí mismo –cualidad capital del amor a su propia vida, a la de los demás y a Dios.

Que bondad poder ser COMÚN Y CORRIENTE y tener todo dentro de nosotros mismos para lograrlo aminorando a cada paso las dificultades que se desvanecen en la potenciación de las habilidades y en el conocimiento de lo que significa ser UNO MISMO sin alteraciones de la personalidad, de la buena voluntad, de la conciencia que superior busca lo correcto, de la inteligencia que busca completarse y ser magnánimamente creativa para realizar el “eso quiero ser, hacer y obtener”, un triangulo invencible de poder cuando es constante y perseverante, cuando tiene el sello de la disciplina y del amor, de la responsabilidad y el amor, del crecimiento y el amor, del aprovechamiento y el amor, de la aceptación y el amor y de la vinculación y el amor.

 

 

COMÚN Y CORRIENTE

 

Una de las características de la cultura es hacer de las personas simples personas complejas, con tanta información que a duras penas se reconoce, muchas veces, lo genuino de la experiencia propia de los préstamos tomadas de la sociedad. En cuanto se alcanza el uso de la razón, parece el devenir del hombre permanentemente abocado a una vida compleja, cuya mezcla de influjos le confieren desarrollo y le restan sencillez. Ese progreso del hombre debe realizarlo intelectualizando las ideas para enriquecer la voluntad, sin ceder en su propio modo de ser.

Se podría considerar dos formas de simpleza intelectual, una la de quien carente de relaciones conserva un estado de conocimientos elementales, y la de quien, aun bien relacionado, no acierta a consolidar una coherencia intelectual, dejando en sus juicios traslucir las influencias externas sin la correspondiente selección y maduración de su personalidad.

Conservar la propia forma de ser como un valor no debe generar renunciar a una vida rica en relaciones, lo que debe hacerse es ejercitarse en distinguir en cada información los contenidos relevantes y los intrascendentes. Los primeros, categorizarlos distinguiendo su raíz esencial; los segundos, recordarlos en lo que puedan tener de anecdóticos. Esa tarea de simplificar es necesario tomarla como un hábito intelectual, porque quien se aprecia sabe hasta cuánto puede abarcar su mente, y la conveniencia de preservarla libre de una saturación que le induzca a razonar bajo presión.

Descomplicarse y simplificar es una actitud responsable de quien quiere ordenar su vida desde una jerarquía de valores, lo que se opone a la simpleza de una personalidad vacía de criterio para distinguir lo trascendente y lo vano, lo provechoso y lo vulgar. Simplificar en este contexto correspondería a una oposición a la simpleza o lo simple, porque la simplificación se realiza poniendo orden en la composición, mientras que lo simple refleja: o bien carestía de ideas, o acumulación de las mismas sin orden ni concierto.

El mundo de hoy nos invita a ser extraordinarios, a competir continuamente como si estuviéramos en una carrera donde no sabemos a dónde llegar, pero la motivación que nos inculcan es la lucha por un resultado que nunca termina de elevarse. Las exigencias en todos los sistemas son cada vez mayores y esto ha llevado al ser humano a enfermarse, a llenarse de angustia y a sentirnos derrotados, otros quemados, otros compensando con conductas adictivas y muchos ya yacen en una tumba porque no pudieron con ese compromiso y es por esto que estoy creando este sistema que llamo CONCOR como una apócope de COMÚN Y CORRIENTE porque considero que es menester sentir que podemos vivir la vida de acuerdo a nuestro propio ritmo y frecuencia.

No llegamos a este mundo para correr sino para comprender, aprender, sentir, fluir, realizar, vincular, amar, ser y fortalecer, todos estos verbos nos acompañan común y corriente porque nuestra naturaleza nos impulsa sabia y naturalmente para lograrlo, si no lo hacemos es porque nos frenamos, porque le ponemos trabas a nuestra mente interpretando la realidad de una forma distorsionada, porque nos llenamos de miedo y no de valor, porque nos paramos a ver lo que hacen otros en vez de hacer lo que sabemos que podemos lograr.

 

Soy la costumbre, ese “común y corriente” de la vida que se repite y envejece sin multiplicar creativamente la tarea porque le falta ese ingrediente que en la puerta del cerebro nos emplea, nos dirige y administra los bienes que en los bancos de la confianza atracan a pedirnos paz y creatividad.

La ociosidad nos entumece y nos lleva a despertar las mariposas de la ansiedad y la sugerencia de la alianza entre corazón y mente es que le demos a la vida el frescor con generosidad hora tras hora, haciendo todo el mundo mío, una posesión generadora de interpretaciones de la realidad que no son indiferentes a la superación, porque no solo la aplican, la encienden y la entienden.

Por eso no se puede maniatar al pensamiento, hay que exhortarlo a volar y abrirle la puerta de la palabra para que el mundo advierta que no tengo solo piel sino alma, que mi vida no es un intento sino la motivación como el contento y no hay aislamiento porque el corazón nunca es desierto, siempre esta despierto cuando ama y valora la fuerza de surgir por cada poro. Por eso la palabra nos asegura el vuelo que es nuestro carnet de identidad.

 

No soy una isla que el mar separa, no soy común, aunque sencilla sea mi propuesta yo sé que en alguna ribera se abrazará y no vivo sola porque este mundo es patrimonio de todos y me siento amparada por la fuerza espiritual que la inmortalidad depara para quiénes en sus proyectos se afianzan para hacer trueque con esos seres que dejan fluir la verdad por sus caminos y aunque encuentren obstáculos su espíritu no duerme en los pergaminos, hacen de sus rasgos un alegre cantar más genuino, irradiando su luz como faro celeste.

Soy la vida en corriente y no alzo muros, solo busco ese especial momento común que con mi ser total capturo. Observo, escucho, delibero y hago; si en este mar minúsculo naufrago, en otro igual me repondré mañana.

Hay una soledad común que no aprisiona, sino más bien libera, al elegido, por ser él quien la llama; ni hay olvido, ni espíritu, ni cuerpo, que abandona. En esta soledad enriquecemos en el corriente silencio que fructifica ese íntimo arsenal que enflaquecemos porque no tiene comparación ni es por nada turbador y que podrá vencer, iridiscente, la llama incombustible de la mente, rompiendo sobre mí en luz y calor.

La sensatez y la sabiduría expresan la más alta y pura idea con minúsculo empleo de lenguaje. “Sólo sé que no sé nada” lo dijo Sócrates muy común y corriente y aunque me diga la gente que esto es muy raro porque la ignorancia no obcecada puede ser camino y guía hacia lo que aún no sabemos, hay que recordar que en la brevedad de esta vida poca corriente tenemos para cambiar de común a mágico, esa esfera que no se cierra porque está ajena al estallido del orgullo y la elegancia porque hay esa corriente de poderío y nobleza que con su brío germina en campo y destreza y jamás peca con arrogancia porque naturalmente crea su importancia cercana a la tierra y cercana a la prestancia.

¿Quién me escribirá mi biografía?, nadie puede hacerlo más que yo misma, solo se quién soy en lo común y en la corriente de las palabras que con mi mente en el papel traspaso y atino a colocar eventos que tengan relevancia dejando al descubierto siempre lo común con quién me adhiero sin sonrojos y dejando por supuesto las congojas que en la corriente que la vida suelta, se van a la nada de donde vinieron sabiamente.

Hay humor en mi vida cuando me río de mí misma porque la sabiduría de lo cotidiano me muestra que hay que tomar ciertas cosas con seriedad y reírse sin herir y con gentileza de esa amiga que llevamos dentro y veremos reducir a la ansiedad que se genera cuando en los apresuramientos indebidos dejamos aplazando las tareas que se deben cumplir en su momento oportuno y mirarse en el espejo es lo más aconsejable para decirle a las neuronas correspondientes con agradecimiento: ¡que milagro seguir con vida así sea en lo común y corriente!. Por eso amigo/a ríete del extraño, del adversario y cuando lo hagas te darás cuenta que la ansiedad se reduce y que luego la conciencia te conduce para valorar lo que comúnmente es una interpretación tuya tan simple como simple es vernos con la desnudez de un alma blanca.

Hallo en el silencio humano, soledad y compañía y prístinos rumores, que en luz opaca y vívidos colores tejen estimulante sinfonía. No tengo sed de nadie ni me guía afán alguno. Mirlos, ruiseñores, mecen mi oído; profusión de flores me colman de fragancia y lozanía.  Y el arbolado sobre mí construye, viviente templo sencillo en que se intuye la caricia del hálito divino. Voy sin prisa, y a nada forastero siguiendo, cuando lo hay, cualquier sendero, y en ausencia del mismo, abro camino.

No te preocupe el hoy, ayer o mañana; vive tu vida instante por instante, ajeno a admonición o consecuencia. No será más feliz quien más se afana, ni cuanto se te anuncia fulminante habrá de suceder en tu existencia. Iglesia, hogar, taller, tiempos lejanos sin reloj, ni ambición, más que atesora la erudita inventiva creadora de clásicos gentiles y cristianos. Esa biblioteca, mágica colmena de amanuenses cuya épica faena rescató una cultura moribunda. Y a golpe de campana, día a día, cada común y corriente, en silencio, resolverá tu propia vida en humildad profunda.

Vivimos en un mundo turbulento, mas no definitivo; quien no ensaya, nunca podrá cruzar la última raya, y quedará abatido, en vencimiento. No es problema caer si se tropieza es porque se camina con firmeza, y esto implica de pronto levantarse. El dolor que no mata, fortalece. Y sólo quien lo intenta, prevalece sin desesperación, sin apagarse.

Es tan común abrir los brazos para un incondicional acoplamiento porque abrazar es bálsamo de acogimiento, una oferta corriente que nos traspasa una energía que de alma está encubierta, es una misión de entrega a la que damos reconocimiento porque se siente tan adentro que suele conquistar al corazón, la mente y el cuerpo y se vuelve táctica y experta la forma de estirar los brazos y envolver a un cuerpo amigo, a uno que estamos conociendo y bendito sea el abrazo de la familia, de los padres, los hermanos y los hijos. No tiene esta ofrenda algo llamativo que ostentase algo superficial, es tan espontáneo y natural que automáticamente se agiganta en nuestro ser.

Que alcurnia sin embargo tiene la indiferencia, la vestimos de nuestra crónica ignorancia cuando el amor esquivamos y solo la superficialidad entendemos adornándola de elegancia y es con esta altisonancia que con rostro adusto a nuestro prójimo vemos, una infinitud de arrogancia, basta observar aquellos que cierran sus puños en señal de alejamiento. El necio, indefectible petulante, quedará, en tal discurso rimbombante, de su absoluta necedad será cautivo.

 

Qué largos son los días del hastío, son extraños para el aburrimiento y comunes para la motivación y el entusiasmo que en su corriente de sabiduría solo atina a decir “yo quiero y puedo” silenciando el murmullo del gentío perezoso que va consumiendo la lámpara de Dios encendida y acelerando el frío y frenando la hermosa corriente que fluye por la senda de la vida que suaviza cada herida y las ideas positivas las abriga sin fatiga, tomándose su tiempo que naturalmente espera para lograr lo que con tanta constancia ha dedicado en su tarea para el desarrollo de cada habilidad.

Me llama la voz verde, rumorosa, de la naturaleza, que ejercita su poder seductor cuando me invita a visitar su placidez frondosa. Fui, de joven, asidua a su gozosa convivencia, fruición que no marchita ni el galopar del tiempo, ni la cita con el quehacer diario que a veces agota, más cuando mochila al hombre los comunes seres humanos nos asombramos a campo abierto porque hacemos parte de un íntimo concierto seducidos por el embrujo de cualquier jardín que naturalmente está diseñado por El Creador para nosotros.

Si la historia es maestra de la vida, qué necios sus discípulos han sido, que en tantos siglos aprendieron nada. Continuamos la lucha fratricida en un mundo de agravios, sumergida y esto que parece un común denominador es dentro de los millones de seres que hoy somos el factor irracional de unos pocos y esos si tienen título, el de estupidez, el de ánimo inactivo de quien intenta hacer, mas no se atreve. Antítesis, avance compulsivo en una y otra dirección, que en breve ataca y avasalla, y no promueve ni armisticio ni paz. No es receptivo. Pobre todo aquel que ostenta el poder siendo ignorante y en sus fúnebres laureles exige amor entre rayos y truenos.

Exhausta de trivial vagabundeo, esa mente que en negatividad esforzada se teje enredando el hilo de la vida y tristemente hace permanencia y en su terquedad tiene que fabricarse máscaras para falsificar una sonrisa que le de permanencia ante un vulgo que con este comportamiento comulga y que difícil sostener este aleteo donde no hay transparencia, esa común y corriente que muestran los niños en su autenticidad y que en recíproca adherencia no tienen bloqueo cuando sus guías parentales les educan con ese amor natural y espontáneo. Que hermosa manera de vivir así sencillamente, es una solución que no fuerza a la unión, sino que se convierte en conquistador simple que no tiene que adornarse más que con su alma y que en su mirada transparenta.

En compañía de mi cuerpo existo, que nunca calla, y a menudo grita. Dentro, el alma, si tácita, elocuente. Esto es común y corriente, algo que palpita en cada ser humano cuando quiere sin volverse ambivalente, sin exigir armonía, sí inocente validando un pasado que fue juguete con la imaginación desbordante, auténtica y valiente. No lo turba bullicio indeseado de gentío locuaz y caminante, ni la industria, ni el tráfico rodante brinda serenidad de despoblado. Mas, ¿sobre qué parámetros de suelo se alzará el edificio del modelo, nivelando belleza y solidez? Pienso que toda intención de convivencia es castillo en las nubes, existencia huérfana de cimiento y sensatez.

No entiende el necio la expresión serena, ni el golpe de razón en ella inscrito solo entiende la lógica del grito, irracional mensaje de verbena. Un cerebro vacío se rellena de clamores, no ideas; ha prescrito la luz en él, quedando tan marchito como rosa muriéndose en la arena. La voz de muchos tiene el fundamento de pocos o de nadie, es argumento, sólo al desinformado, convincente.

Te voy a presentir hasta crearte, dependerás de mí, sin poder irte, siendo de mí realización y parte; como tal, no tendré que persuadirte, mi afán, darme será; tu anhelo, amarte común y corriente como ama quién no busca con desesperación porque ya se ha encontrado, conocido y valorado. Que corran tiempos de paz, no de contienda, la fuerza elude fines destructivos, nútrase el del cerebro, y sus archivos sean el arma que esgrimimos vivos, pues nadie habrá que, muertos, nos entienda. Tiempos de paz. En mi simpleza, sueño con un mundo feliz que yo diseño, cuyas celebraciones no se acaban, porque común y corriente es el ser humano que busca la paz que desde su niñez se entiende.

 

 

El valor de la sencillez

 

Una persona que practique la “sencillez” como norma de vida será un individuo que a pesar de los ascensos profesionales, sociales o económicos que logre en su vida personal no olvidará el hecho de que sus semejantes son seres humanos, que merecen Respeto y que tienen un valor como individuos, el cual debe tenerse en cuenta. En sintonía con esto, su trato debe ser de igual a igual, con sus semejantes, sólo por el hecho de que ambos son humanos, independientemente de las investiduras que haya designado la civilización para cada uno de ellos.

Por el contrario, existen personas que al apenas rozar el éxito o ganar un poco más de plata olvidan de dónde vienen o quienes estuvieron con él en su camino al triunfo. Una persona que tenga la Sencillez como valor fundamental de su vida será una persona que siempre tratará con respeto a los otros independientemente de los roles o condiciones de cada uno, conscientes de que con esto cumple con la responsabilidad social que le otorga su posición, al tiempo que gana mucho más respeto y admiración.

Importancia de la Sencillez como valor

En sintonía con esto, disciplinas como la Psicología han señalado sobre la repercusión que tiene en la vida de un individuo la práctica de la Sencillez entre sus esquemas de valores, afirmando que una individuo que sea sencillo será percibido por su entorno como una persona íntegra, respetuosa, humilde y valiosa, lo que en primera instancia le generará la posibilidad de poder establecer relaciones interpersonales basadas en la confianza y la admiración, así mismo su posición tomará mayor relevancia en la medida en que a pesar de ella, la persona establezca diálogos con sus semejantes con una actitud sencilla, humilde y solidaria.

Así mismo, la Sencillez está casi siempre relacionada con una alta Autoestima, pues quien se sabe valioso e importante, no debe estar todo el tiempo reafirmándoselo con actitudes irrespetuosas hacia otras o demostraciones de poder innecesarias, por el contrario este tipo de actitudes negativas están más ligadas con falta de autoreconocimiento y un ego exacerbado, mientras que una persona positiva, que se quiera a sí misma, será un individuo que tratará a los otros con el mismo respeto que siente hacia él mismo.

Adquisición de la Sencillez como valor

A pesar de que la Sencillez es un valor inherente al ser humano, los psicólogos también han advertido sobre la pertinencia de inculcar y enseñar este valor desde las etapas más tempranas, a fin de formar individuos que en su vida sean conscientes de la necesidad de tratar a los otros como sus semejantes, a través de prácticas de respeto, solidaridad, siendo consciente de que una posición social o económica no lo hace mejor ser humano.

No obstante, algunos padres y maestros pueden llegar a sentirse desorientados en la planificación de estrategias educativas que le permitan sembrar y estimular en los más pequeños el valor de la Sencillez, por lo que la Psicología también ha ideado una serie de tips y métodos que pueden ser de utilidad. A continuación, algunas de ellas:

1.- Como siempre que se trata de la enseñanza de actitudes y valores, la principal herramienta será el Ejemplo. De esta forma, un niño que crezca viendo cómo sus padres tratan con respeto y empatía a todas las personas con las que se relacionan, independientemente de su condición social o económica, será una persona que entienda que los humanos son humanos más allá del rol que desempeñen en la sociedad.

2.- Igualmente, los padres deben orientar a los niños en su relación con sus semejantes, enseñándoles que cada uno de sus semejantes merecen respeto, por lo que los padres no deben permitir en sus hijos actitudes de acoso o burla, basados en situaciones raciales, sociales o económicas, enseñando al niño por el contrario que debe tratar a sus compañeros con respeto.

3.- Así mismo, los maestros pueden desarrollar actividades en el aula que vengan a reforzar lo enseñado por los padres en sus casas. En este sentido, pueden escoger fábulas y cuentos que sirvan para ilustrar el valor de la Sencillez, de manera lúdica y con un lenguaje sencillo.

Ríe, mujer, ríe amigo y en explosión sincera, la risa es común y corriente. Nuestros labios se estiran con espontaneidad desde que miramos los de nuestros padres o alguien que cercano nos alegra con su cercanía afectiva y nos hace sentir que hay un instrumento interno que es un factor común a todos los seres que venimos a cumplir con este legado de humanidad y esa corriente de felicidad se va convirtiendo en una cascada de carcajadas que va dando lozanía a nuestro rostro y la risa se convierte en una naciente primavera y sonreír cada uno lo hace a su manera. Risa es gozo, sonrisa es optimismo, ruedas de transmisión del mecanismo generador de la energía humana. Quien cese de reír, se volverá viejo y pensará, al mirarse en el espejo, que se asoma la muerte a la ventana.

Vinimos a este mundo a caminar, jugar y correr, a abrazar la vida en todas direcciones con esa paleta de emociones que como cántaro de amor nos brinda el alma, así que quienes están en el mundo de no hacer nada, esos que contemplan la vida sin construir la propia, esos parásitos ineptos no son del común denominador, esos se ajustan a conceptos que la indolencia a creado, gentes que hacen brigada de ineptitud.

Tantos sueños fraguados en la mente, y a plena voluntad, tanta utopía, ¿qué son sino mentira que nos guía hacia un futuro poco convincente? Soñar es común y corriente, mas quedarse soñando sin estar haciendo es darle verdad a una fantasía que nos entrena al desvarío secuestrando nuestro potencial y metiéndonos en un mundo irreal muy cercano a la mentira y dejándonos decepciones miles.

Camina por la vida a paso lento, la euforia, no la prisa, de la mano, que no se obtiene madurez, hermano, por acopio de edad, más de talento. La juventud es más un elemento que mera fase del quehacer humano; no la definen años ni el lozano festival de la piel, sino el intento. La juventud de espíritu convive con cualquier otra edad, y no hay declive de la vitalidad, ni deterioro. Común y corriente será quién permite que su verdor permanezca y siga su corriente como sabia para dar el fruto querido y no marchitarse, aunque la edad pase. Quien joven se mantiene, aunque marchito, hará en sí realidad el viejo mito de la primaveral edad de oro.

Empápate de gentes, de regiones, de su cultura, tradición, paisaje, yendo siempre ligero de equipaje, que no ocupan lugar las emociones. Habla, escucha y observa, y las lecciones aprendidas al paso, en tu viaje, archívalas veraz, sin maquillaje, que adorno es fraude en todas sus opciones. Se te ha instalado un disco, la memoria, cuya capacidad evocatoria despierta los recuerdos más dormidos. A ti incumbe su fiel mantenimiento; es tu autobiografía, el testamento que a ti mismo te legan los sentidos y común y corrientes serán los más oídos. Siendo este mundo ilógico, imperfecto, ¿cómo sortearemos los errores, baches en el camino, indicadores del alto riesgo de cualquier proyecto? Quizá el Supremo, Cósmico Arquitecto diseñó unos juguetes inferiores, no para ser perfectos, ni mejores, más si para estimular el intelecto. El traspié, el resbalón, son inherentes a la naturaleza de las gentes, doctos y necios, casi por igual. Ah, pero el sabio aprende de su errata, y el iletrado en seriedad constata que en su adefesio hay mucho de especial.

 

LA IMPORTANCIA DE SER AUTÉNTICO

Hay una calidad del ser humano que considero estar por encima de otras: la autenticidad. Este valor, que debería ser tan natural como el agua, y que da coherencia a nuestras palabras, acciones y pensamientos, me parece haberse convertido en una rareza. En un presente que revela más confusión que claridad, ser consecuente consigo mismo y mostrarse tal cual uno es representa una necesaria práctica de vigilancia cotidiana. Es una atención constante la que nos puede ayudar a no perder la coincidencia perfecta entre lo que somos y lo que hacemos. Para cultivar constantemente la verdad de nuestra íntima identidad y manifestarla en el mundo. 

 

Soy consciente de que la dificultad de ser auténticos nace casi siempre de la complexidad de saber profundamente quienes somos (nuestra esencia más verdadera): descubrir o reconocer lo que nos anima, que nos hace sentir plenos y en el centro de nuestra existencia (y de nuestra misión en la vida). Saber quiénes somos es un reto fundamental que debería ser el objetivo constante de nuestro crecimiento y de nuestras actividades cotidianas. La intención de quererse conocer, de desplegar completamente nuestra personal y única naturaleza, es una actitud de amor hacia nosotros. También es un regalo para los otros, porque el hecho de estar en el centro de nuestro ser difunde a nuestro alrededor un aroma que sabe a fuerza, a claridad, a valor, a alegría… ¡Qué sabe a Vida auténtica!

 

Sin embargo, múltiples son las deviaciones que impiden el contacto continuo con nuestro ser auténtico. Buscar la superficialidad en las cosas o en las personas, alimentar nuestros tiempos de vida con contextos o interacciones vacías, no dar valor a las palabras, no elegir constantemente las acciones según nuestro sentir más verdadero…son sólo algunos ejemplos de dispersión diaria que nos alejan de nuestro centro y ofuscan nuestra capacidad de concentración. Sé que hoy en día casi todo, en el mundo, está hecho para remar en contra de la verdad, de la sinceridad, de la belleza, de la coherencia, de la honestidad espiritual, de todo modo el desafío que se nos propone es lo de no abdicar los valores que confieren, juntos con otros, dignidad al ser humano: la audacia, la fuerza, la tenacidad.

Para no confundirse, para no perder tiempo de vida persiguiendo modelos inútiles, para no creer que el afán de abrazar múltiples identidades siempre más “excéntricas o transgresivas” sea una forma de encontrarse a sí mismo…de sentirse vivo y único.

Ser uno mismo es la más sublime forma de originalidad. Ser sencillamente auténtico es la verdadera expresión de sí, la verdadera libertad.

 

APRENDER DE LA SENCILLEZ NOS HACE COMUNES Y CORRIENTES

 

-La persona sencilla es descomplicada, va de frente, no tiene doblez.

-La persona sencilla destaca sin proponérselo: es como si fuera de motor gasoil, parece que tarda en arrancar, pero luego no hay quien la pare.

-Quizá la persona sencilla no es brillante porque no hace falta que lo sea; lo que sí ocurrirá es que su presencia y su actitud cambian el entorno y eso hace que acabes queriéndola más cerca

-La persona sencilla es sincera, no va con segundas, por eso es el candidato a amigo fiel. No espera un beneficio de ti, te quiere por ser tú, independientemente de tu estatus o de tu dinero o de tu físico o de lo que le puedas reportar.

-La persona sencilla dice la verdad incluso cuando no es fácil hacerlo porque ser sencillo está muy próximo a ser sincero.

-La persona sencilla no prejuzga y no juzga, no piensa mal, lo que hace es colocar las piezas del puzzle y ver qué es lo mejor que se puede pensar de aquello.

-Las personas sencillas suelen tener un denominador común: son personas que practican la moderación. Les viene porque son templadas.

-Las personas sencillas son simples. Es una persona a la que le gusta la simplicidad no se enamora de lo superfluo, no pone su corazón en los asuntos superficiales. Es modesta porque controla el modo de buscar y desear los bienes exteriores con moderación. Y eso no significa que no vaya a la moda. Sin embargo, lo que querrá por encima de eso es ir de acuerdo con ella misma, con su personalidad y con lo que quiere transmitir.

-La persona sencilla tiene el arte de encontrar la adecuación entre lo interior y lo exterior. ¿Lo que comunico de mí es realmente lo que soy? ¿Soy lo que se llama “transparente”? ¿Me dejo conocer? ¿O pongo barreras para que no lleguen a saber con qué fin actúo en realidad? ¿Me muevo más por lo que quiero parecer que por lo que soy?

-La persona sencilla es la que es, la que cree ser, la que dice que es, la que los demás creen que es y la que Dios conoce

-La persona sencilla se desprende de lo que sobra para llegar a lo esencial, como cuando una va vestida a capas y se quita las que ya no hacen falta. Es la descomplicación.

-Una persona sencilla dice la verdad. Y la dice no como algo ajeno a ella, sino porque le sale de dentro, pero no solo eso: resulta que cuando decimos la verdad nos perfeccionamos a nosotros mismos, nos hacemos mejores

-Una persona sencilla es lo más próximo a un espíritu libre. Si actúa realmente de acuerdo con los principios y la integridad del ser humano, el ser sencillo lo único que hace es darle alas para sobrevolar por encima de las comidillas, las conversaciones sucias, las agresiones verbales, la prepotencia.

-La sencillez es la virtud opuesta a la doblez (esa que tan maravillosamente nos ha pintado Disney con Cruella de Vil o la madrastra de Blancanieves). Por eso implica actuar con una intención recta

-La sencillez viene a ser como los hilos de plata que se usan en la cirugía plástica: no se aprecian externamente, pero sujetan todo el tejido, lo estiran lo necesario y lo hacen más hermoso.

-La sencillez da mucho bienestar, porque infunde paz y calma. Estar en sintonía con uno mismo es lo que más nos aliviará. Parece mentira que un valor aparentemente tan “flojo” tenga tanta fuerza. Pero la naturaleza está llena de ejemplos en los que uno se queda perplejo al ver cómo funcionan elementos aparentemente frágiles: las hormigas, la tela de araña… Activar la sencillez, en este sentido, puede llegar a desprender en nosotros la fuerza del oleaje en el mar. No hay prisa, solo se trata de ponerse en camino con un primer gesto.

 

LA PROFESION DEL MEDAGANISMO

1. Para hacer lo que te da la gana uno tiene que levantarse de la cama, andar, lavarse, hacer sus necesidades, comer, tener dinero para comer, trabajar, acatar órdenes en el trabajo, sentirse bien, hacer que te quieran, tener un techo que te proteja, tener una habitación para dormir, que la habitación tenga calefacción… tener un cierto tiempo para hacer sus cosas, y en ese espacio de tiempo poder hacer lo que te de la gana.

2. Si el hacer lo que te da la gana lo sitúas en el mundo del arte esto supondría: saber dónde está la gana, cómo crece, cómo desaparece, cómo se mueve, cómo se escapa, cómo se resbala, pero fundamentalmente, cómo se le da forma, es decir cómo se hace algo enseñable a otras personas.

 

3. La gana, siendo un estímulo primario, animal, instintivo, en el ser humano es importante que entronque con el sentido. Las ganas con sentido viven más, se desarrollan de mejor manera.

4. En el fondo, hacer lo que te da la gana, en el mundo del arte o en cualquier otro mundo, se podría traducir en que el balance disfrute - agobio en lo que hagas, esté significativamente inclinado hacia el disfrute, más allá del esfuerzo que pueda suponer todo ello.

5. Identificar el hacer lo que te da la gana con la falta de esfuerzo en lo que se haga o se deje de hacer, es un error propio de una cultura donde se promociona y publicita una falsa idea de comodidad basada en el consumo y de pereza basada en la imposibilidad del mismo.

6. La necesidad humana de hacer lo que te da la gana es el eje donde gravita el compromiso en descubrir quién es uno y qué es lo esencialmente propio que te mueve y cómo te mueve. Hacer lo que te da la gana no es hacer cualquier cosa, sino hacer lo que quieres, lo cual significa ser capaz de identificarlo, sabiendo que eso es una dinámica necesariamente cambiante, que evoluciona, y que para bien o para mal nos va construyendo.

 

7. Paradójicamente la mejor manera para hacer lo que te da la gana en esta sociedad en la que vivimos supone poder hacer en grupo, es decir, vinculando un conjunto de ganas orientadas en una misma dirección. Porque, aunque aparentemente hacer lo que te da la gana es lo más fácil, resulta que en la realidad es bastante difícil.

II

 

1. Para hacer lo que te da la gana tienes que o bien vivir desnudo en el campo y no relacionarte con seres humanos o bien dormir en cajas de cartón en la calle principal de tú ciudad o pueblo y vivir de lo que te da la gente.

2. Si el hacer lo que te da la gana lo sitúas en el mundo del arte intenta convencerte de que la inactividad completa es realmente lo que te da la gana hacer.

3. La gana puede ser también caprichosa, inconstante. A veces a esto se le llama ser rebelde.

4. En el fondo hacer lo que te da la gana puede querer decir que o bien tienes mucho dinero para poder afrontarlo o bien que acabarás convirtiéndote en un resentido social.

III

 

1. Para hacer lo que te da la gana tienes que construir un grupo de alta tensión que contenga todo tipo de sexos en su interior, y no se tiemble por el alquiler y se sobreponga constantemente a la falta de sueño.

2. Porque ninguno de los integrantes de ese grupo confía en que las cosas se las den hechas, ni medio hechas, ni siquiera esperan que les den algo a cambio de su vida, y por eso hacen lo que sea para divertirse.

3. En realidad no somos tan distintos que cualquier otro ser humano, pero, en una cultura donde siempre te dicen lo que debes hacer, resulta raro que se desarrolle esa pequeña capacidad de pensar por tu propia cuenta. Y más raro resulta encontrar a algunos que hacen lo que piensan.

4. Hacer lo que se piensa no es garantía de que lo que se piense tenga a algún interés para nadie más que para uno mismo.

5. Es más que probable que en el ámbito del llamado arte se digan y se hagan más estupideces que en cualquier otro ámbito. Hacer las cosas en grupo no es garantía de que lo que se diga y se haga sea más o menos estúpido.

 

6. Pero si le da la gana de hacer un proyecto de organización, investigación, exposición creativa, más vale que encuentre otras personas con ganas similares para poder llevar las cervezas, barrer y pensar cómo evitar la estupidez dominante, e intentarlo.

 

Amigo, amiga, el futuro está ya casi a la vista, y ocurrirá, se quiera o no se quiera; ni se prevé, se adquiere o se conquista, es él quien de nosotros se apodera. Déjalo en paz. Bastantes avatares enfrentamos al filo del presente. Llegue con alborozos o pesares, siempre aparecerá tan de repente. ¿Qué hay del ayer? Ya transcurrió; está muerto. Ni admite variación, ni da enseñanza. Si la diera, serías tan experto, tan digno de atención y de confianza…Pero el ayer es mudo; si nos grita seremos todos sordos, o inconscientes. Tal vez, bajo amenaza, nos invita, pero somos espíritus ausentes.

Llama la tentación, y si no abrimos, no pasará de largo, golpeando con mayor contundencia a nuestra puerta. Y al fin se la abriremos. Sucumbimos, no ya por ser nuestro carácter blando, más por ser tan magnífica su oferta. Piensa que si no tenemos como regular nuestro comportamiento, será tan fácil extraviar la vida y cuando eso suceda, quizás será muy tarde y este mundo de gentes tan rebeldes que quieren hacer lo que se les da la gana, muchos están ahora bajo tumba y otros adictos a cualquier sustancia, muchos armadas y en desgracia, solos como zombies sin saber con quién, dónde ni cuándo, no tienen una brújula que les dirija la ruta correcta que nos da la vista clara de donde esta ese horizonte que nos indica que estamos seguros y nunca perdidos.

 

La intelectualidad honrada es común y corriente

 

La intelectualidad no es un título, ni un grado, ni un premio, ni siquiera una consideración social, sino una posición de lealtad de cara al humanismo y a la ciencia. En una sociedad de los valores, el intelectual se considera a sí mismo en permanente débito con la perfección que le falta alcanzar a su saber, lo que le conduce a la disposición de escuchar para aprender. En la sociedad del poder, el intelectual intenta hacer valer una posición, por muy relativa que sea, para en ese espacio imponer su criterio. Incluso es posible que una misma persona intelectual adopte una doble personalidad de acuerdo al entorno en el que actúa: En un contexto puede ser absolutamente intransigente y en otro receptivo, según le parezca qué prestigia en cada momento más su posición.

El objeto del intelecto es el saber, pero todo saber se posee de acuerdo a las proposiciones que se consideran verdaderas por el juicio de la razón, lo que no excluye que puedan existir otras proposiciones, igualmente verdaderas, que puedan incidir en modificar el contenido de cualquier saber enriqueciéndolo, que es como se ha constituido la cultura universal que está en la fuente de todo saber, porque nadie nace sabiendo y  lo que sabe se lo debe a quienes le han enseñado lo que sus antecesores han descubierto. Ello debería mover a cada intelectual a no rehuir el debate de sus ideas y tesis, pues el contenido de verdad que posean el debatirlo no lo perjudica, sino lo reafirma; de los contenidos que no estuvieran suficientemente fundamentados en la verdad, el debate lo que origina es la necesidad de proseguir en esa fundamentación hasta que no puedan ser rebatidos. De ese proceso que se deriva de someterse humildemente a la crítica nadie puede salir perjudicado si lo que realmente se busca es el imperio de la verdad.

La permanente proliferación de inteligencias humanas lógicamente debe facilitar la renovación del saber, no sólo porque generen nuevas realidades sobre las que anteriormente nada se podía decir, sino porque incluso todo lo anterior pensado puede ser enriquecido en virtud de haber muchas más cabezas pensantes indagando sobre las condiciones de verdad de cada una de las proposiciones realizadas en la historia. Siendo eso así, ningún intelectual debería practicar el ostracismo de blindar sus ideas a la posibilidad de una leal revisión, ya que la verdad se mantiene por sí misma, con independencia de quien la proclame.

Reconocerse a sí mismo como un coherente intelectual no depende del impacto que las propias ideas puedan tener en la opinión pública, sobre todo cuando la respuesta es halagadora, sino de la conciencia cierta del contenido de verdad de cada proposición que las configura; ya que el juicio público las más de las veces es tan superficial como la carente fundamentación que se le ofrece de esas ideas. La seguridad no se sigue del aplauso, sino de la efectiva bondad del contenido de lo propuesto.

Un medio para el intelectual de huir tanto del fervor del éxito como del escepticismo del fracaso es recurrir a la prueba del papel. Se trata de definir al ámbito de cada idea o tesis a partir de un papel en blanco en donde se refleje la justificación de la propia opinión, de modo que uno mismo tenga que realizar el esfuerzo de argumentar las proposiciones que se ofrecen, su coherencia, su razonamiento, las pertinentes argumentaciones contrarias que se prevea se puedan realizar y la evidencia de la razón que las descalifica, la valoración de la aplicación de los proyectos... Se trata en examinarse uno a sí mismo con el mismo rigor que se juzgaría la idea si proviniera de una persona ajena, alejando la complacencia que no puede admitirse sino cuando el juicio ajeno reconozca los valores de verdad en lo propuesto, o cuando su crítica sea de tal modo rebatida que ella no haga sino fortalecer la trascendencia de lo argumentado.

El objetivo último de todo trabajo intelectual es la sociedad, no el enriquecimiento de la propia conciencia, con la que la satisfacción personal se identifica, y por eso el debate público es incuestionable para alcanzar la proyección social de todas las ideas. Consecuencia de ello es la parsimoniosa necesidad de ir convenciendo a unos y otros de los contenidos de verdad de las nuevas ideas, en cuya discusión más se gana que se pierde, porque casi siempre se extraen elementos de verdad que añadir al saber universal.

La mente simple crea

La mente honrada crea

La mente afirmativa crea

La mente común, auténticamente crea

La mente corriente produce ideas para el bien común

Ensalza el valor de tus acciones, y mantén la autoestima sobria o muda. Sólo el necio es tan necio que se escuda en lo infalible de sus convicciones. El sabio sabe errar; sus opiniones no son de bronce o mármol, y la duda refuerza su pensar.  Será tu ayuda, descubriéndote múltiples opciones. La gloria, el éxito, el descubrimiento no nos llegan de herencia; hay desaliento, noches blancas, sudor, en su captura. Tal vez otro, en tu misma circunstancia, lo hubiera conseguido. Tu importancia, si la promueves tú, se desfigura.

La vida, ese motivo de sonrisa, es de una inteligencia simple y sencilla que de cualquier cosa se maravilla con frecuencia en sonora carcajada, hace a muchos llorar, y es estocada que a quien quiere morir le infunde prisa. Se puede proyectar, o se improvisa. Y sin embargo de ella nos reímos, nuestra sola defensa. Si vivimos, es porque a buen humor la derrotamos. No te dejes vencer. Ríete de ella, aun cuando te deshace o te atropella, que mientras nos reímos, avanzamos.

 

SER FELIZ CON MENOS, ES MÁS

 

Sentirse bien con uno mismo, aceptarse, valorar las cosas verdaderamente importantes de la vida como son la salud y el estar junto a las personas que nos quieren o ver la vida con la mirada de un niño sorprendiéndonos y disfrutando cada minuto de cada día, son algunos de los elementos que permitirán que nuestra vida sea más positiva.

Hoy se habla mucho de la felicidad como si fuera una meta difícil de alcanzar, cuando analizo estas posturas que muchos profesionales de la salud señalan como un indicativo de que sin ella no somos nadie, me preocupa ver el afán de las gentes en creer que la felicidad va más allá de las simples cosas de lo común y corriente, de aprender a ser tu mismo/a y disfrutar con  amor la oportunidad de vivir esta vida que se nos fue dada como un milagro, un milagro para potenciar y no para despreciar. Ser feliz es permitirnos ser nosotros mismos disfrutando de las pequeñas cosas que nos da la vida y si tenemos que afrontar situaciones que enmarcamos con un cierto grado de dificultad, es un excelente motivo para poner a prueba nuestra templanza, nuestra capacidad de superación.

 

¿Cuáles son los caminos que elegimos, esos que nos llevan a extravíos o los que duplicamos en bifurcaciones, los que llenamos de ilusión y de motivaciones, cordura y de buen tino? Hay senderos abiertos, clandestinos, metas prohibidas, lícitos rincones, que complican o impiden las opciones, pariendo efectos graves o anodinos. Sólo multiplicándome podría afrontar cada senda, hacerla mía ensayando a mi gusto cada extremo. Mas mujer exigua soy, condicionada por derecho a elección, ciega invitada a optar por lo banal o lo supremo.

 

 

        Comunes y Corrientes

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