Focas arpa especie en peligro de extinción
Focas arpa especie
en peligro de extinción La caza de focas es una actividad consistente en la obtención de recursos a partir de focas, principalmente cachorros de focas arpa (el 95% aproximadamente).
Canadá y Groenlandia,
donde se estima que en
total cada año se matan
unos quinientos mil ejemplares.
El método más habitual
para matarlas es aplastarles
el cráneo con un pico de hierro
o con palos con un garfio
en una extremidad,
si bien en ocasiones se emplean rifles.
Según los ecologistas, en ocasiones
también son despellejadas vivas
La caza de focas en Canadá es una cita anual
en la cual pescadores canadienses
se dedican a disparar y cazar cachorros
de focas arpa en la temporada de caza,
pese a la oposición de buena parte de la
opinión pública y las constantes protestas
de grupos defensores de los derechos de los animales.
Cada año se extermina alrededor de unas
350.000 focas jóvenes frente a la costa
este de Canadá, otras miles quedan mutiladas
o gravemente heridas de por vida.
Algunos científicos,
así como las organizaciones de
protección animal que protestan
por las cazas, señalan que la debilidad del
hielo de los últimos años ha significado
una mortalidad muy superior a la normal
entre los cachorros.
El profesor David Lavigne,
una de las mayores autoridades
científicas del mundo en
focas arpa informó que según los propios datos
de las autoridades canadienses,
en los períodos recientes en los que
el hielo ha sido débil la mortalidad
se ha disparado entre el
25 y el 75% de las crías nacidas.
La falta de grandes placas de hielo
flotantes también dificulta la caza para
los pescadores que tienen que disparar
a las focas a distancia, en vez de
golpearlas en la cabeza sobre los
témpanos como se ha hecho tradicionalmente
en el golfo de San Lorenzo, donde se
realiza mayoritariamente esta práctica.
El uso de rifles,la dispersión de las focas
y su escasez hace que cada vez este tipo
de caza sea menos rentable para los
pescadores de Canadá.
Organizaciones
como la Humane Society of the United States (HSUS)
y el Fondo Internacional del Bienestar Animal (IFAW)
denuncian que la caza no sólo es «cruel»
sino que las elevadas cuotas de caza permitidas
por Canadá desde 1996 pueden tener un
impacto catastrófico sobre el futuro de
la población de focas en la región.
Sólo entre el 2003 y el 2005,
los pescadores canadienses
han cazado al menos un millón de focas arpa,
algo más de una sexta parte de la población
total en la costa atlántica canadiense.
Además, argumentan HSUS e IFAW,
los animales cazados son los más jóvenes
por lo que el impacto de su desaparición
se verá realmente en los próximos años
cuando esos ejemplares deberían haber
alcanzado su madurez sexual.
Las autoridades canadienses,
sin embargo, niegan que su gestión
represente una amenaza para las focas arpa.
Según el portavoz del
Ministerio de Pesca canadiense, Phil Jenkins,
las autoridades han incluido en
sus modelos de gestión el impacto medioambiental
como el calentamiento global y la desaparición de la capa de hielo.