Breve viaje nocturno
Breve viaje nocturno ser el mas feliz de los niños
Poesía Breve viaje nocturno
Mi madre no sabe que por la noche,
cuando ella mira mi cuerpo dormido
y sonríe feliz sintiéndome a su lado,
mi alma sale de mí, se va de viaje
guiada por elefantes blanquirrojos,
y toda la tierra queda abandonada,
y ya no pertenezco a la prisión del mundo,
pues llego hasta la luna, desciendo
en sus verdes ríos y en sus bosques de oro,
y pastoreo rebaños de tiernos elefantes,
cabalgo los dóciles leopardos de la luna,
y me divierto en el teatro de los astros
contemplando a Júpiter danzar, reír a Hyleo.
Y mi madre no sabe que al otro día,
cuando toca en mi hombro y dulcemente llama,
yo no vengo del sueño: yo he regresado
pocos instantes antes, después de haber sido
el más feliz de los niños, y el viajero
que despaciosamente entra y sale del cielo,
cuando la madre llama y obedece el alma.
Gastón Baquero
Reseña biográfica
Poeta, ensayista y periodista
cubano nacido en Banes en 1918.
Abandonó su profesión de Ingeniero Agrónomo
y Doctor en Ciencias Naturales
para dedicarse por completo
a la literatura.
En la década de los años cuarenta
trabajó como periodista en
algunos diarios de La Habana,
incursionó en el campo político,
y tradujo algunos textos de
poetas europeos y norteamericanos.
Tras el triunfo de la Revolución Cubana,
se exilió en Madrid hasta su muerte,
acaecida en 1997.
Su obra poética está
contenida en los siguientes títulos:
«El álamo rojo en la ventana» 1935-1942, inédito;
«Poemas» en 1942,
«Saúl sobre la espada» en 1942,
«Poemas escritos en España» en 1960,
«Memorial de un testigo»
en 1966,
«Magias e invenciones» en 1984,
«Poemas invisibles» en 1992,
«Auto-antología comentada» en 1992
y «Otros poemas invisibles» 1992-1994. ©
Olvido
¡Cómo el olvido ha ido destruyendo
el mundo aquel que edificamos juntos!
¡Las abejas sonoras, los pastos, el estruendo
del río bramador acorralado, los difuntos
ecos del viento que partió gimiendo
con tu enorme cadáver, y ardió los juncos
llama tan veloz que aún está ardiendo,
con ceniza tan cruel que aún están truncos!
Donde hubo razón de frescos vinos,
de panes floreciendo en la alborada,
de reluciente fruto mantenido
en remotos estrados cristalinos,
hoy sólo queda una sombra desgarrada
y tus restos luchando con mi olvido.