Buenas noches tarjetas gratis de saludo con frases motivadoras
Buenas noches tarjetas gratis
Hasta mañana, que descanses bien
dulces sueños, que descanses bien
osita con su peluche deseando feliz noche
dulce osito durmiendo deseando un buen descanso
osito colgando de la nube deseando felices sueños
amoroso osito deseando dulces sueños junto a su peluche
osito durmiendo junto a su conejito
adorable osito y pajarito durmiendo en una nube
osito durmiendo en una nube con un patito, oveja, conejo
adorables mamá coala y su bebé durmiendo en la luna
osito panda y conejito colgando de la luna
pingüino durmiendo en la luna
pingüinitos a dormir
coalas en la luna, a dormir pequeños
ositos durmiendo en la luna
dulce osito durmiendo en la luna
luna y estrellas, dulces, sueños
Buena Noches NIÑO CHIQUITO A Fernanda de Castro.
Absurdo de la noche,
burlador mío,
si-es no-es de este mundo,
niño dormido.
Aliento angosto y ancho
que oigo y no miro,
almeja de la noche
que llamo hijo.
Filo de lindo vuelo, filo de silbo,
filo de larga estrella,
niño dormido.
A cada hora que duermes,
más ligerito.
Pasada medianoche,
ya apenas niño.
Espesa losa, vigas
pesadas, lino
áspero, canto duro,
sobre mi hijo.
Aire insensato, estrellas
hirvientes, río
terco, porfiado búho,
sobre mi hijo.
En la noche tan grande,
tan poco niño, tan poca prueba y seña,
tan poco signo.
Vergüenza tanta noche
y tanto río, y «tanta madre tuya»,*
niño dormido…
Achicarse la Tierra
con sus caminos,
aguzarse la esfera
tocando un niño.
¡Mudársete la noche
en lo divino,
yo en urna de tu sueño,
hijo dormido!
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Cuento para dormir pequeños:
El monstruo escondido en el armario
Había una vez un niño llamado Andrés
que era bastante normal y alegre.
Un día sus padres se tuvieron que
mudar de la ciudad donde vivían
y Andrés tuvo que dejar atrás a
todos sus amigos. Y así fue como
llegó a un colegio nuevo, donde no
conocía a ningún otro niño.
La casa era más bonita que la anterior
y la habitación mucho más amplia,
con un enorme armario que ocupaba
toda una pared. Al niño
no le molestaba su nueva vida,
excepto por un detalle: algo vivía
en el interior de aquel armario.
Andrés se pasaba las noches en vela
imaginando la forma del monstruo
que se había alojado en su habitación.
Nunca lo había visto, pero se imaginaba
que era enorme y atemorizante.
Hasta un día en que se llenó de valor
e intentó tomarlo de sorpresa, y
allí estaba, una enorme bola
peluda que no parecía peligrosa.
A pesar de que Andrés ya no temía
al monstruo que vivía en su armario,
sí le mortificaba bastante que todas
las noches lo despertara con gritos y
chillidos para jugar. Luego de la mala
noche se quedaba dormido en el
colegio y la profesora lo regañaba,
cosa que no le gustaba.
Pasaron las semanas y el niño no le contó
nada a sus padres, era el único amigo
que tenía y no quería perderlo.
Una noche en la que su madre se
levantó para ver si dormía tranquilamente,
lo encontró sentado frente al armario
con todos sus juguetes en el suelo.
La madre sorprendida se quedó mirando
fijamente el armario y Andrés temeroso
esperó su reacción.
De repente la madre le dijo:
-“¿No me vas a presentar a tu nuevo amigo?”
Y a pesar de que no veía nada dentro
del armario, comenzó a hablar con el interior.
El niño le preguntó con extrañeza a su madre:
-“¿No te molesta que viva en mi armario mamá?”
A lo que ella dulcemente le contestó:
-“No mi vida, si vive ahí es por un buen motivo.
Seguro quiere estar cerca de ti y hacerte compañía”.
El niño miró a su madre con asombro,
no imaginó que iba a ser tan comprensiva
pero se sintió feliz como hacía tiempo
no se sentía. Con el paso del tiempo
Andrés hizo nuevos amigos en el colegio
y un buen día el monstruo decidió marcharse.
Andrés ya no lo necesitaba a su lado, prefería
compartirlo con otros niños, pero siempre
tendría un lugar especial en su corazón.