El valor dentro de Ti la imaginación retrata

El valor dentro de Ti la imaginación retrata

El valor dentro de Ti

 

©Victoria Lucía Aristizábal

El valor dentro de Ti la imaginación retrata

 

Cuando veas las cosas, las personas

Las flores, rosas, espigas o racimos,

O la casa, escuela palacios, catedrales,

Y cuando estés despierto o dormido;

Cierra tus ojos y verás que dentro

La imaginación que retrata lo que miras

Verá desde la belleza, la hermosura

O desde la bondad, la partitura

Que musicalmente canta y bailas

O desde la verdad, serás intérprete

Quién dibuja con alma sus figuras.

Y en este menester, sientes el gozo

De un niño que feliz escucha el eco

Que va resbalando como la caricia

Que te hace sentir cosquillas de alegría.

O mariposas que anidan en tu vientre

O algo similar cuando a tu mami

Le encuentras sorpresivamente

O a tu papi que tan sabiamente

Te dice con gracia lo que siente:

“Hijo mío, que orgullo el de tenerte

Saber que cumples con la vida”

Verte crecer a cada paso fértilmente

Llenando de plenitud a nuestra vida

Y entonces quedará muy bien tallado

Los valores del alma que te elevan

Porque les elaboraste hábilmente

Con todos los poderes que ya tienes

Los que gentilmente Dios te ha dado

Y los que eficazmente tú has querido

Y que con buen ejemplo, has fijado.

Autora : Dra. Victoria Lucía Aristizabal

 

Antonio Machado

Retrato

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—;
mas recibí la flecha que me asignò Cupido
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,


pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos


y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseño el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.


A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último viaje
y esté a partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Silvita

Diseñadora, Casada, dedico mi sitio a preservar el Arte y la Cultura Infantil, A la memoria de mi sobrina Laura Ambrosio Battistel. Material uso escolar y docente

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