Frases para Navidad saludos reflexiones amor y paz.
Frases para Navidad saludos reflexiones amor y paz
Saludos, reflexiones para estas
Todo mi cariño para ustedes que se merecen lo mejor, hoy y siempre: ¡Felices Fiestas!
Que en estas fiestas, la magia sea tu mejor traje.
Tu sonrisa el mejor regalo, tus ojos el mejor destino, y tu felicidad mi mejor deseo FELIZ NAVIDAD.
Con todo mi cariño, te mando la receta de la Navidad:
Juntemos varias medidas de ilusión, una pizca de amistad y un gesto de ternura.
Horneemos la mezcla con un ánimo paciente.
Envolvámosla con risas, luces y canciones.
Y finalmente, ofrezcámosla con el corazón .
Las mejores y más recordadas Fiestas Navideñas.
Son aquellas en que tenemos a nuestro lado a los seres queridos y a personas como ustedes.
Que el hogar se bendiga con Paz, y que Cristo mismo entre para ser tu huésped de Navidad.
Llegó Papá Noel para traer alegría, felicidad y regalos en estas fiestas.
Amor, Paz y mucha Felicidad, son nuestros deseos para estas Fiestas de Navidad y Año Nuevo.
Dios los bendiga en esta Navidad, y les conceda alegrías, paz y felicidad.
Un Año Nuevo lleno de dicha y prosperidad es nuestro más cálido deseo para todos vosotros.
Que sea esta Navidad motivo de muchas felicidades.
Que esta navidad y el próximo Año Nuevo se encuentren rodeados de sus seres queridos!!
Educación para la libertad
¿Le interesa formar bien a sus hijos?
Pues, ¡edúquelos para la libertad!
Ahora,
¿qué es eso de educación para la libertad?
Yo le pregunto a usted,
¿le parece bien estar siempre encima de sus hijos,
decidiendo por ellos, protegiéndolos,
aún cuando tengan 30, 40 ó 50 años?
¿No le parece esto bastante incómodo
y hasta absurdo?
Pues, existen muchos papás
que en su subconsciente desean
hacer esto y no es correcto.
Los padres tienen que educar para la libertad.
De esa manera, sus hijos algún día tendrán
la capacidad de ser autónomos, de actuar
de acuerdo con sus propios criterios y valores.
Hay que educarlos para que sean ellos los
que decidan qué hacer con su propia existencia;
para que cada uno sea protagonista de su
propia historia y sean capaces de decidir
por sí mismos su propio futuro.
Para lograr esto, los papás tienen que
inculcar a las criaturas desde pequeñitas
una fe profunda en Dios, sobre todo, y
también en sí mismos; ayudarlos a que
crezcan con confianza en sus propias personas,
cultivar en ellos los más grandes ideales
e inyectarle los valores morales más adecuados.
La tarea de los papás es sembrar, de la manera
más inteligente y profunda posible, todos los
ideales y valores positivos y buenos.
Mientras más profundamente siembren
esto en sus hijos, y
se preocupen en cultivar adecuadamente
con mucho amor, verán florecer en sus
hijos una personalidad auténtica y fuerte.
Los papás deben comprender
que esta tarea implicará, definitivamente,
mucho tiempo de convivencia con sus niños.
Pero que sea una convivencia agradable,
amena, íntima, y que se desarrolle desde
las primeras etapas de sus vidas.
A medida que el niño pequeñito crezca
y adquiera más madurez y personalidad,
los papás deben acompañarlos en su desarrollo.
Ahora, acompañar no es estar encima de ellos
como un perro guardián, no es sobreprotegerlos,
ni impedirles que sean ellos mismos.
Acompañar es caminar a su lado y,
mientras más pequeño el niño,
más necesita sentir la presencia de sus papás.
Luego, a medida que va creciendo,
los papás deben separarse, alejarse poco a poco.
No en el aspecto, diríamos, físico o de contacto,
sino en el aspecto de permitir al muchacho y a
la muchacha que sean ellos mismos.
Ustedes, como papás, deben estar siempre a su lado,
aconsejándoles, velando por ellos,
pero no decidiendo por ellos ni opinando o
imponiendo la última palabra de
una manera tiránica,
porque eso no conduce a nada bueno.
Cuando comprenda que sus hijos son más hijos de
Dios y de la vida que suyos,
desempeñará mejor su papel de
padre o madre.