Navidad de los Niños Tristes llegar a casa y encontrar amor

Navidad de los Niños Tristes llegar a casa y encontrar amor

Navidad de los Niños Tristes

©Victoria Lucía Aristizábal

Navidad de los Niños Tristes llegar a casa y encontrar amor

Se quedan absortos mirando hacia la nada,

buscando un alguien que les llene la

copa vacía de su alma y solo pueden

llenar de pequeñeces un rincón que debe existir

en alguna parte de su ser, mientras su silencio se desgrana.

Son almas invernales, sin residencia, con una

desolación que no buscaron, porque nacieron

en un lugar donde solo ha nevado adentro,

con techos y muros en triste decadencia.

Siempre se ven iguales porque los ojos ya

no distinguen el color que los abrazaba.

Es un estado de emergencia mundial,

LOS NIÑOS DE LA TRISTEZA Y LA SOLEDAD,

con sus mentes deambulando de un lado

para otro como un péndulo que no para,

arrastrando el vigor, la fragilidad y

sumiéndolos en un cansancio que no heredaron,

se los implantaron, padres de almas vacías, que

no tienen coplas de amor y sus voces suenan

sombrías y esos bellos paisajes que están hechos

para la inocencia ya no tienen su mágico color.

No tienen más primaveras, ni almendros en flor.

Se acostumbraron a perder y aún sus victorias

las convierten en desastres, porque se

rebelan ante un mundo que los alienó,

que les robó lo más sagrado, el derecho a ser

amados y en el ir y venir de las mareas de sus

vidas solo hay perplejidad (confusión, incertidumbre),

un destino que no tiene trayectoria y cuando

miran el amor pasar en las familias que se aman,

sienten más dolor y se acentúa en LA NAVIDAD,

porque ya saben que recibirán muchos

regalos algunos, otros no recibirán nada,

algunos incluso recibirán maltrato, desprecio y

sus ilusiones se tornarán en imágenes retorcidas.

La vida les está tapizando sus caminos de desencantos,

borrando sus sonrisas hermosas

que ya los rostros se resisten a dibujar.

Se les va muriendo el alma que se les fue

dada para que sintieran la felicidad en los

brazos parentales, en la acogida familiar,

en el calorcito peluchero de la ternura

que el corazón en sus latidos pide.

El cántico del agua azul está triste.

El cielo parece invertido y hay muchos

de ellos que quisieran huir.

Quieren acallar sus quejas y volver a

encontrar la música que alguna vez escucharon.

Quieren que estos desniveles se equilibren y

recuperar el tiempo perdido.

Que sus corazones se llenen de amor, que

su espíritu herido se sane y que los brazos

de sus padres se vuelvan a estirar

espontáneamente para llenarlos de amor.

No quieren más regalos que un hogar en paz,

lleno de amor, lleno de vida, de felicidad,

donde los cánticos se escuchen en los

villancicos y que las luces de los árboles

vuelvan a brillar.

Quieren el regalo del tiempo, de la dedicación, del

respeto y la valoración y volverse a montar

en el viaje sin fin del amor incondicional.

No quieren más corazones plásticos

o llenos de pellizcos, quieren llegar a

casa y sentir que hay una energía de

amor que los haga brincar de nuevo y

no sentir ese deseo de recostarse en su

cama y cerrar los ojos para no ver una

realidad que los llena de dolor, que les

acentúa la soledad, la tristeza.

No quieren que se alargue la añoranza,

que sus almas estén llenas de ritmo y danza,

de fe, de esperanza.

Que sus mentes se iluminen de nuevo por

todos los rincones y no vuelvan a sentir la

derrota del amor ante la indiferencia.

NOTA:

Este cuento lo hago,

abogando por millones de niños

que están en este estado o peor.

Como psicóloga que soy y atiendo a

niños con miles de problemas por

falta de amor, porque han reemplazado

los padres un tiempo de calidad por la tecnología,

porque los han alienado porque el cansancio

de un trabajo es mayor al tiempo de calidad

que sus hijos necesitan; pido por estos

niños que serán en el futuro lo que no

queremos ver, adolescentes adictos, rebeldes,

llenos de rencor.

Adultos que se auto-destruyen

o destruyen a otros como ya de hecho

lo vemos en quiénes nos lideran en

nuestros países, porque ellos tienen

niños interiores que no recibieron amor,

llenos de soledad, de rencor, con vidas

que no tuvieron abrazos, se llenaron de odio y

quieren hacer pagar al mundo lo que no se les fue dado-

En esta Navidad que se acerca,

quiero pedirles a todos los lectores

de esta página maravillosa que recapaciten,

que nunca es tarde para cambiar y

que logren salvar a

LOS NIÑOS DE LA SOLEDAD Y DE LA TRISTEZA.

No les tiren un juguete, ellos quieren amor,

dedicación, sonrisas, juegos, ojos que los

miran con respeto y admiración.

Amigos de existencia, rescatemos a los niños,

nunca es tarde.

La sociedad se los pide con urgencia.

Necesitamos la paz y ella comienza en la familia.

No pueden pretender que las instituciones educativas

sean las responsables de darles a ellos lo que solo

en casa pueden encontrar.

Es una responsabilidad que tienen para el mundo,

para sí mismos y para Dios.

GRACIAS!

Autora : Dra. Victoria Lucía Aristizabal

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Silvita

Diseñadora, Casada, dedico mi sitio a preservar el Arte y la Cultura Infantil, A la memoria de mi sobrina Laura Ambrosio Battistel. Material uso escolar y docente

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