Mis libros vivos en su silencio, ardientes en su calma

niño

Libros, callados libros de las estanterías, vivos en su silencio, ardientes en su calma; libros, los que consuelan, terciopelos del alma, y que siendo tan tristes nos hacen la alegría! Mis manos en el día de afanes se rindieron; pero al llegar la noche los buscaron

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