No quiero esta noche entregarme al sueño sin sentir sobre mi alma la seguridad de tu misericordia, tu dulce misericordia enteramente gratuita, Señor. Te doy gracias Padre mío, por que has sido la sombra fresca que me ha cobijado durante todo este día.
Ahora, es la ocasión, en el instante,
No en un año, ni un mes, hoy es la vida;
Acepta, invita, ofrece, y si hay herida,
Que no apague tu ritmo trepidante.