Un Espíritu que no se rinde

Un Espíritu que no se rinde

©Victoria Lucía Aristizábal

reflexión

Hay un manso solar donde cantara

Un ser de amor y luz sublimizante

Y en columna de incienso se elevara

En gotas de placer electrizante

Va a nacer el esplendor: El que elevara

El alma hacia los confines hechizantes

Donde nos sobrecoge el Buen Amigo

En sed de libertad que esta conmigo

Con la gloria de un espíritu pensante

 

Hay un sueño, una fe, una esperanza

Donde Dios es Presencia y es la calma

Su potente voz nos suena como danza

Nos llega del viento hasta en el alma

Repitiendo con los niños la confianza

Bajo el toldo solar de un alba renaciente

Con su inocente estado floreciente

A un mundo que se muestra desafiante

Para un alma que requiere alianza

 

Soñador de glorias, de nadas y osadías

Hoy evoca tu historia de fieras de leones

Con tu rostro de leyendas, tus hazañas

Con esa debilidad que nos engaña

Sin saber que la eternidad es de eones

Cuando se vive milímetro a milímetro

Con un palio de estrellas y alegrías

En intuición feliz de tantos corazones

Que superan su destino con razones

 

Rodeando la espiritualidad en su perímetro

Los que sean valientes que me sigan, lo digo con amor y con respeto que oteen conmigo este paraíso con una bravura sin par, que no tiene armas y un arcángel de libertaria llama nos anima y nos entrega su luz presto para darnos la suerte de entregarnos con mano franca un ser transformado porque Dios es un himno con la mas gloriosa estrofa de un poema que entre «Padre nuestros» luminosos, inmortales y avasallantes, nos entrega los laureles de imperial serenidad donde el héroe mayor somos todos y el espíritu esta al sol como el acero porque jamás utilizará la palabra RENDIRSE.

 

Hay un solaz de humano encantamiento, fijos los ojos en cada alma limpia los que no pierden batallas, porque no las esgrimen, solo valerosos y confiados en este momento tan especial para la historia, el alma mira al cielo y se muestra sabiendo que recibe el amor, la comida, el estímulo y la victoria. Ya la carne no yace en agonía somos los libertadores de la tierra de luz inapagable con una boca pacificadora, invencible que no se deja derrotar, menos ahora pues no hay divisiones en el alma cuando esta Dios envolvente, apacible apoyando para que en cualquier instante los soberbios sean vencidos en su propia rabia.

Autora : Dra. Victoria Lucía Aristizabal

Silvita

Diseñadora, Casada, dedico mi sitio a preservar el Arte y la Cultura Infantil, A la memoria de mi sobrina Laura Ambrosio Battistel. Material uso escolar y docente

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