A mi madre poema ángel guardián de nuestra vida
A mi madre poema
©Cristy Battistel Roggio Compañera perpetua de nuestros vuelos temerarios; Ángel guardián de nuestros temores más ocultos. Enfermera santa de nuestros dolores ancestrales. Tú que das todo por nada, eres la sagrada piedra fundamental de nuestra vida. Tu inmarcesible amor fue capaz de proezas impensadas. en pedazos si sufrimos. Estás hecha de todas las flores y todos los cantos. Luz de los caminos más oscuros; vigilante eterna de nuestros movimientos. MADRE: divino espejo en el que |
carro del cielo |
gabriela mistral
Echa atrás la cara,
hijo y recibe las
estrellas.
A la primera mirada,
todas te punzan y
hielan, y después
el cielo mece como
cuna que balancean,
y tú te das
perdidamente
como cosa que
llevan y llevan…
Dios baja para
tomarnos en su vida
polvareda;
cae en el cielo
estrellado como
una cascada suelta.
Baja, baja en el
Carro del Cielo;
va a llegar y
nunca llega…
Él viene incesantemente
ya media marcha se refrena,
por amor y miedo de
amor de que nos rompe
o que nos ciega.
Mientras viene somos
felices y lloramos
cuando se aleja.
Y un día el carro
no para, ya desciende,
ya se acerca, y
sientes que toca
tu pecho la rueda viva,
la rueda fresca.
Entonces,
sube sin miedo
de un solo salto
a la rueda,
¡cantando y llorando
del gozo con que te
toma y que te lleva!
Bordados de Dios
Marilina Rébora
MADRE
“¿Qué quiere decir glauco?”
“Muy simplemente, verde.”
“Y añil, ¿qué significa?”
“Azul; es bien sencillo.”
“¿Y el escarlata, madre?
Di, para que me acuerde,
como siempre recuerdo
que el gualdo es amarillo.”
“Del latín scarlatum
deriva el carmesí,
o más preciso el rojo,
el de Caperucita,
y ya más definidos,
los tonos de rubí:
encarnado, bermejo,
sin que el punzó se omita.”
“Colores y colores,
colores, madre mía,
en variedad constante
que todo lo renueva
para dar a las cosas
infantil alegría.
Por eso Dios se afana
derramando colores
y, para que tengamos
siempre alegría nueva,
borda ese paraíso,
prisma de resplandores.”