Cuando era pequeñito me decía que me fuera pa mi cuarto…
y mi madre llorando me reñía para que te hiciera caso
a la virgen del calvario le rezaba por que esta guerra se acabara
Y ahora que ya soy «grande»
a veces quiero correr
a refugiarme en tus brazos.
Que me acunes y me digas:
(Si una pena en mi alma guardo)
¡No temas sos mi pequeña,
nadie podrá hacerte daño!
Madre bendita que con mi alma y ser venero,
Con Vientre Inmaculado de Celestial bondad,
Aquel que nos viene de nuevo, ya te amaba,
Jesús, el verbo eterno para enseñar a amar